sábado, 28 de febrero de 2015

Great Ocean Road (II)

El otro día comencé el relato de mi reciente viaje por la Great Ocean Road. Durante el segundo y último día de mi viaje visité las atracciones más famosas de esta ruta, todas ellas cercanas a Port Campbell, la pequeña localidad donde me hospedé.

La postal icónica de la Great Ocean Road es la de los 12 Apóstoles al amanecer o al ocaso. Se trata de unos pináculos rocosos que desafían al océano y a la gravedad. Para empezar, hay que aclarar que el nombre "12 Apóstoles" no es más que una estrategia turística. Ni siquiera son doce (son unos 7, depende de cómo cuentes). Algún genio de la mercadotecnia decidió que el nombre que les pusieron los primeros europeos (la cerda y los cerditos) no era suficientemente digno, así que las rocas se convirtieron en "apóstoles".

A pesar de la tormenta del día anterior, tuve la suerte de visitar este paisaje en una fantástica mañana. La luz cálida y la bruma creada por el oleaje hicieron el resto. Esperaba encontrar montones de turistas, pero afortunadamente no fue así, y además el lugar está bien preparado. Los más afortunados disfrutan de una panorámica desde el enjambre de helicópteros turísticos, pero yo hice la visita a pie.

Este paisaje recuerda al de la Playa de las Catedrales en Lugo, aunque los 12 Apóstoles superan a la playa lucense por lo menos en cuanto a escala. No voy a entrar en otras comparaciones: ambos lugares merecen una visita.

Unos kilómetros más allá se encuentra la pequeña playa de Loch Ard Gorge, hundida entre los acantilados y al fondo de una cala. El lugar es famoso por un trágico naufragio hace más de 100 años, del que solo sobrevivieron dos jóvenes.

Otra parada obligatoria es el London Arch. Este lugar también cambió de nombre muy recientemente: hasta 1990 se conocía como London Bridge por sus dos grandes arcos de piedra. Pero el 15 de Enero de aquel año, uno de los arcos se desplomó, por lo que ahora sólo queda el otro. Fueron testigos unos turistas que se encontraban en la península en el momento en el que se convirtió en una isla, y que tuvieron que ser rescatados en helicóptero. Esta preciosa playa me recordó a la de San Antolín en Llanes, aunque también con una escala diferente.

Las fuerzas de la naturaleza que han esculpido este paisaje no dejan de transformarlo. Al desplome del puente se añade que en 2005 uno de los "Apóstoles" de 50 metros de altura perdió la batalla contra el océano y se desmoronó. Y la erosión también es muy visible en varios lugares del acantilado.

Después de estas visitas, de reponer fuerzas en un buen restaurante y reposar en la playa de Port Campbell, regresé a Melbourne por una carretera interior, un "atajo" de sólo 230 kilómetros, que me permitió descubrir hermosas granjas y grandes campiñas por las que puedes conducir durante mucho rato antes de encontrar una localidad.








lunes, 23 de febrero de 2015

Great Ocean Road (I)

Llevaba mucho tiempo esperando una buena oportunidad para visitar otras partes de Australia lejos de Sydney. Hace unos días por fin pude tachar Melbourne de la lista de lugares pendientes de visitar. Quizás otro día escriba la inevitable comparación entre Sydney y Melbourne (máxima rivalidad), pero hoy voy a hablar de la Great Ocean Road (primera parte).

La GOR es una carretera que recorre un tramo de la costa sur de Australia, comenzando en Melbourne y hacia el Oeste. Aparece en muchas guías turísticas como una de las rutas más pintorescas del mundo, lo que atrae a bastantes turistas, especialmente aventureros en caravana que dedican varios días a recorrerla. Yo hice un recorrido circular de unos 600 kilómetros en dos días desde Melbourne hasta Port Campbell regresando por el interior.

La ruta tiene varios atractivos. Para empezar, el punto de origen es Melbourne, que por si mismo ya merece una vista. Los primeros 100 kilómetros hasta Torquay son completamente anodinos: una autopista de varios carriles por un paisaje bastante aburrido. A partir de Torquay, la ruta se transforma en una sinuosa carretera de doble sentido paralela a la costa. Las primeras atracciones son algunas grandes playas famosas para los surfistas, aunque no me detuve en ellas. Una parada interesante para reponer fuerzas es Lorne, una localidad de la que apenas pude disfrutar porque me pilló una fuerte tormenta. En esta parte el terreno se vuelve más accidentado y la carretera se abraza al acantilado. Cada pocos metros hay un pequeño rincón para apartarse de la trazada y hacer algunas fotos.

La siguiente localidad es Apollo Bay, donde la carretera se separa un poco de la costa y se introduce en el parque nacional Great Otway. Esta es una zona de tupido bosque húmedo. Una parada muy recomendable es Mait's Rest, un paseo de media hora muy bien acondicionado que se adentra en la profundidad del bosque entre grandes eucaliptos.

Tomando un desvío se llega al cabo Otway, uno de los puntos más al Sur del continente Australiano. Allí hay un importante faro asociado a una larga lista de naufragios. El faro está abierto para visitas, pero yo llegué un poco tarde y ya estaba cerrado. De todas formas, el desvío hasta allí mereció la pena, tanto por el paisaje como por los impresionantes árboles que lamentablemente se están muriendo por alguna razón todavía poco clara, y por los koalas en libertad que encontré mientras conducía.

Mientras atardecía todavía conduje un tramo más, atravesando bosques y hermosos valles como Glenaire, hasta llegar al punto intermedio de mi ruta, Port Campbell.