Llevaba mucho tiempo esperando una buena oportunidad para visitar otras partes de Australia lejos de Sydney. Hace unos días por fin pude tachar Melbourne de la lista de lugares pendientes de visitar. Quizás otro día escriba la inevitable comparación entre Sydney y Melbourne (máxima rivalidad), pero hoy voy a hablar de la Great Ocean Road (primera parte).
La GOR es una carretera que recorre un tramo de la costa sur de Australia, comenzando en Melbourne y hacia el Oeste. Aparece en muchas guías turísticas como una de las rutas más pintorescas del mundo, lo que atrae a bastantes turistas, especialmente aventureros en caravana que dedican varios días a recorrerla. Yo hice un recorrido circular de unos 600 kilómetros en dos días desde Melbourne hasta Port Campbell regresando por el interior.
La ruta tiene varios atractivos. Para empezar, el punto de origen es Melbourne, que por si mismo ya merece una vista. Los primeros 100 kilómetros hasta Torquay son completamente anodinos: una autopista de varios carriles por un paisaje bastante aburrido. A partir de Torquay, la ruta se transforma en una sinuosa carretera de doble sentido paralela a la costa. Las primeras atracciones son algunas grandes playas famosas para los surfistas, aunque no me detuve en ellas. Una parada interesante para reponer fuerzas es Lorne, una localidad de la que apenas pude disfrutar porque me pilló una fuerte tormenta. En esta parte el terreno se vuelve más accidentado y la carretera se abraza al acantilado. Cada pocos metros hay un pequeño rincón para apartarse de la trazada y hacer algunas fotos.
La siguiente localidad es Apollo Bay, donde la carretera se separa un poco de la costa y se introduce en el parque nacional Great Otway. Esta es una zona de tupido bosque húmedo. Una parada muy recomendable es Mait's Rest, un paseo de media hora muy bien acondicionado que se adentra en la profundidad del bosque entre grandes eucaliptos.
Tomando un desvío se llega al cabo Otway, uno de los puntos más al Sur del continente Australiano. Allí hay un importante faro asociado a una larga lista de naufragios. El faro está abierto para visitas, pero yo llegué un poco tarde y ya estaba cerrado. De todas formas, el desvío hasta allí mereció la pena, tanto por el paisaje como por los impresionantes árboles que lamentablemente se están muriendo por alguna razón todavía poco clara, y por los koalas en libertad que encontré mientras conducía.
Mientras atardecía todavía conduje un tramo más, atravesando bosques y hermosos valles como Glenaire, hasta llegar al punto intermedio de mi ruta, Port Campbell.
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