lunes, 10 de mayo de 2021

Bungonia

A medio camino entre Sydney y Canberra se encuentra el pequeño parque nacional de Bungonia. Dispone de un área de acampada con varias comodidades (barbacoas de gas, aseos con duchas y agua caliente, agua potable, una cocina comunal, etc.) pero no es especialmente hermoso. Es un buen punto de partida para explorar toda una red de caminos, de variada longitud y dificultad, que recorren la arboleda y se acercan hasta varios miradores sobre los profundos valles que rodean el camping. La geología de la zona hace que el agua desaparezca rápidamente de la superficie y se filtre hacia las cuevas, por lo que la superficie es un tanto árida y el bosque es muy poco denso.

En el segundo día de mi visita, decidí recorrer la ruta llamada "Red Track". Esta ruta está considerada como la más difícil del parque, y hay abundantes mensajes de advertencia. Según los carteles, esta ruta de apenas 4 kilómetros requiere 4 horas, buena forma física y condiciones meteorológicas óptimas, lo que deja bien claro que no es un sencillo paseo. Se trata de un circuito, y siguiendo alguna recomendación que encontré por internet, lo realicé en sentido horario.

La senda comienza con un descenso vertiginoso de 400 metros. El camino está bien marcado, pero es muy pendiente, estrecho y en algunos lugares atraviesa pedreros. Al llegar al fondo del valle, el camino desaparece y solo queda el cauce seco del río. En realidad el río lleva agua, pero transcurre por debajo de la superficie.

Hay que continuar por el cauce del río, que se introduce en un angosto cañón. En algunas secciones el cauce seco está formado por arena y guijarros, además de restos de las recientes riadas. Pero la parte más espectacular y técnicamente complicada consiste en una sección de cientos de metros formada por enormes rocas del tamaño de coches y camiones, apiladas de forma caótica bloqueando el cañón de pared a pared. No hay señales de ningún tipo, así que la única forma de continuar consiste en buscar la forma de sortear los obstáculos. En algunos casos hay que trepar y destrepar, en otros hay que saltar de roca en roca, y en múltiples casos hay que pasar por debajo de las gigantescas rocas, aprovechando los huecos que dejan entre ellas. Al avance es muy lento, en ocasiones requiere retroceder para buscar otra forma de continuar, y deben extremarse las precauciones para evitar caídas y lesiones.

Finalmente el cañón se abre un poco, las rocas enormes dejan paso a un cauce más convencional, y el río vuelve a circular por la superficie. La ruta (sin un camino claramente marcado) desciende con el río durante otro kilómetro hasta llegar a una curva, donde una señal indica el punto de salida. Aquí comienza una senda bien definida que asciende 400 metros en una dura rampa pero en mejores condiciones que el descenso. Tras completar el ascenso, apenas unos cientos de metros nos separan del punto de partida. Efectivamente este circuito requiere unas 4 horas para 4 kilómetros, y mucha precaución, pero también resulta único y divertido.





domingo, 9 de mayo de 2021

Mount Wilson

Mount Wilson es una localidad en las Blue Mountains. Está situada fuera de las rutas principales, en una meseta a 1000 metros de altitud y a 2 horas en coche desde Sydney. Tiene menos de 100 habitantes y ningún negocio, ni siquiera un café. Sin embargo, cada año por estas fechas es invadida por miles de turistas que acuden a visitar sus calles y jardines privados. En fuerte contraste con la vegetación típica de Australia, Mount Wilson está llena de árboles caducifolios que se tiñen de espectaculares colores ocres en otoño. Se trata de un espectáculo natural al que estamos acostumbrados en Asturias, pero que en esta parte del mundo es toda una rareza. Una combinación del microclima de montaña, un afloramiento de fértil suelo volcánico, y la mano del hombre a través de varias familias que compiten desde hace generaciones para tener el jardín más versallesco han creado esta peculiaridad.

Además de los jardines, el clima y el suelo son también propicios para los bosques húmedos. En mi visita aproveché para hacer dos cortas y fáciles rutas por su interior. La primera ruta comienza en una zona de acampada y se adentra brevemente en un bosque con el poético nombre de Cathedral of Ferns, donde efectivamente los helechos forman cúpulas y naves. También es el hogar el Giant Tree, un eucalipto de dimensiones poco convencionales, pero que por desgracia fue parcialmente derribado por un rayo hace una década. La segunda ruta se denomina Waterfall Track, y desciende por el interior de un hermoso bosque húmedo hacia un par de cascadas.






sábado, 8 de mayo de 2021

Mount Banks

Mount Banks es una de las cimas más reconocibles de las Blue Mountains. Su altura (1049 metros) le permite asomar un poco por encima de su entorno, y su forma redondeada resulta reconocible incluso desde mi oficina en el centro de Sydney (a 100 km de distancia) en los días más despejados. Es una ascensión fácil, apenas 200 metros de desnivel y 1 kilómetro de recorrido desde el aparcamiento, pero como está muy alejado de las líneas de transporte público, hasta ahora no me había acercado.

Para alargar un poco la visita, primero rodeé la montaña por una pista forestal, y realicé el ascenso por el lado opuesto al aparcamiento, es decir por el Sureste. No fue muy buena idea, porque el ascenso por esta vertiente es un tanto aburrido. Una peculiaridad de esta montaña es que la cima está cubierta de árboles, pero las laderas no, justo al revés de lo convencional. Es como si Mount Banks tuviera un sombrero forestal. Al parecer esta anomalía se debe a la geología, debido a la presencia de basaltos en la cima. Curiosamente esta cubierta forestal priva de vistas a la cima, y hace un tanto inexplicable la presencia de un vértice geodésico en el punto más alto (e invisible). Los árboles tampoco permiten ver el acantilado el lado Suroeste, que se precipita sobre el Grose Valley, y que al parecer es el acantilado más alto de Australia.

El descenso por el lado Noroeste es la parte más interesante (aunque corta) de esta ruta. Una vez se sale del bosque, al Norte se divisa un gran horizonte de montañas, valles y bosques, totalmente arrasados por los incendios del año pasado pero donde los brotes verdes han crecido ya hasta formar una densa capa vegetal. Al Oeste hay unos miradores para asomarse sobre el Grose Valley y observar las paredes de arenisca del lado opuesto, en dirección a Blackheath. Con la iluminación adecuada, resulta muy visible el perfil imposible de Hanging Rock.