jueves, 30 de diciembre de 2021

Woodford - Glenbrook - Penrith (via Oaks trail)

Oaks Trail es posiblemente la ruta de bicicleta de montaña más conocida de las Blue Mountains, gracias a que está en muy buenas condiciones y dispone de estaciones de ferrocarril en ambos extremos. Comenzando en Woodford (620 metros de altitud), la primera mitad de la ruta transcurre hacia el Sur, por una pista de tierra y grava que alterna tramos a la sombra del bosque y tramos más expuestos al sol, y con un relieve ondulado. La segunda mitad es mucho más divertida, porque la superficie es más compacta, y durante unos 10 kilómetros consiste en una rampa que desciende de forma uniforme unos 400 metros, por lo que prácticamente no hace falta dar pedales y simplemente hay que dejarse llevar por el interior del bosque. Hay desvíos para visitar la Red Hands Cave y la zona de acampada de Euroka. En esta ocasión tomé otro desvío para subir a Mount Portal, donde hay un par de miradores con vistas a la garganta de Glenbrook y la llanura de Penrith y el río Nepean, donde hace poco estuve navegando.

Tras cruzar el río Glenbrook en el punto más bajo del Oaks Trail (70 metros), una breve pero dura ascensión por una carretera asfaltada lleva hasta la estación de Glenbrook (170 metros), que normalmente es el punto final de esta ruta. En esta ocasión, decidí extenderla atravesando Glenbrook, descendiendo por Lapstone, cruzando el puente Knapsnack, callejeando por Emu Plains, cruzando el río Nepean por el espectacular y moderno puente Yandhai, y finalmente llegando a la estación de Penrith (30 metros sobre el nivel del mar, pese a estar a más de 50 kilómetros de la costa), para completar más de 45 kilómetros de ruta en bicicleta.




Nortons Basin - Penrith (via Nepean River)

El embalse de Warragamba es la pieza clave del suministro de agua de Sydney. Está situado en una garganta del río Warragamba, que recoge las aguas la parte Sur de las Blue Mountains. Un par de kilómetros más abajo de la presa, el río confluye con el Nepean, en una zona llamada Nortons Basin. Para llegar hasta allí tomé un autobús desde Penrith, y después tuve que caminar 3 kilómetros, primero por una pequeña carretera, y luego descendiendo hacia el valle por una senda en mal estado, muy erosionada y comida por la maleza. Las enormes crecidas de los últimos años también han modificado el paisaje, pero con un poco de esfuerzo conseguí llegar hasta la orilla.

Allí me hice al agua con mi bote inflable. Justo tras la confluencia de los dos ríos hay unos rápidos, que afortunadamente pude navegar sin dificultad. Una vez las aguas se calman, el río recorre un gran cañón que forma un gran arco. Esta es una zona remota, rodeada de bosques, y un tanto monótona. Los primeros metros de las empinadas laderas están arrasados por las riadas. El río finalmente enfila la dirección Noroeste y va ensanchándose poco a poco. Al aproximarse a Penrith comienzan a verse otras embarcaciones, como pescadores, esquiadores acuáticos y motos de agua. En la confluencia con el río Glenbrook, la pared Este del cañón desaparece, reemplazada por la enorme llanura de Penrith. Justo después del viaducto de la autovía, concluí mi navegación en un recién inaugurado embarcadero, tras 15 kilómetros remando.




domingo, 12 de diciembre de 2021

Shoalhaven Gorge

Desde que empecé a navegar con mi pequeño bote inflable, me atraía la idea de hacer una acampada en algún lugar al que solo se pudiera llegar por el agua. No obstante mi bote es muy pequeño, así que para la primera aventura decidí alquilar un kayak, que es más espacioso y fácil de manejar. Fui con unos amigos al lago Yarrunga, que se encuentra en Kangaroo Valley. Tras pasar la noche previa en el enorme camping de Bendeela, rodeados de wombats, a la mañana siguiente recogimos nuestros kayaks y fuimos a la presa de Tallowa, situada justo en la confluencia de los ríos Kangaroo y Shoalhaven.

Esta presa forma un lago con dos largos brazos, uno en cada río. Ambos se adentran en zonas remotas sin acceso rodado. En esta ocasión fuimos hacia el Oeste, donde el río Shoalhaven forma una profunda garganta. En ambas orillas hay grandes paredes de caliza y bosques de apariencia impenetrable, aunque por desgracia buena parte de los árboles resultaron calcinados en los grandes incendios de hace dos años.

El comienzo de la navegación requiere cruzar en paralelo al gran rebosadero de la presa, lo que impresiona un poco. El kayak es mucho más fácil de manejar que mi bote, por lo que rápidamente hicimos casi 10 kilómetros. Las orillas son muy abruptas y apenas hay unas pocas zonas de acampada bastante pequeñas. Una vez instalados, decidimos aprovechar las últimas horas de sol del día para continuar unos kilómetros más hasta el final del lago, donde comienzan los rápidos.

Tras regresar hasta la zona donde acampamos, tuvimos que ahuyentar a un possum atrevido que quería robarnos la cena. Pese a lo diminuto de la zona de acampada, con apenas espacio para cuatro o cinco tiendas y un complicado punto de desembarco, Parques Nacionales ha instalado allí una letrina básica. Aunque este lago está a cientos de kilómetros de Sydney, un complicado transvase lleva las aguas hasta la ciudad, por lo que no me sorprende que cuiden de la calidad de las aguas. No obstante, la letrina estaba llena de arañas de aspecto poco amistoso, así que usarla requería cierto valor.

Durante la noche descargó una gran tormenta, pero escampó justo al poco de amanecer, dando lugar a hermosas estampas. Bajo la amenaza de una nueva tormenta, navegamos de regreso a la presa para evitar la lluvia, que justo comenzó a caer en los últimos minutos antes de llegar a nuestro destino.