Tras comenzar en la estación de Glenbrook y callejear hasta la barrera de entrada al parque nacional, la senda desciende escalonadamente hasta una pequeña playa fluvial llamada Jellybean Pool. Los siguientes 200 metros remontan el río por una zona con grandes bloques de roca donde sorprendentemente no hay un camino bien trazado. Enseguida se llega al cruce del río Glenbrook, que se realiza por un badén (suponiendo que no haya llovido mucho esa semana).
Inmediatamente tras cruzar el río, una senda sale hacia la derecha y se adentra hacia el Oeste por el pequeño valle del arroyo Campfire Creek. Esta senda se encuentra bien mantenida y recorre 3 kilómetros por la espesura de un hermoso bosque en ligero gradiente ascendente. Tras cruzar el arroyo, el camino se vuelve un poco más empinado y enseguida llega a una cueva.
Esta zona de Australia está llena de pequeñas cuevas formadas bajo salientes de piedra arenisca que en ocasiones ha quedado erosionada formando espectaculares puentes y cornisas. Durante más de 40,000 años, estas cuevas han servido de refugio para las tribus itinerantes de aborígenes. En esta cueva en particular, de apenas unos pocos metros cuadrados y unos dos metros de profundidad, sus ocupantes decidieron decorar la roca con las siluetas de sus manos usando ocre. El resultado es un collage de docenas de manos añadidas en distintas épocas, lo que da nombre a la cueva: Red Hands Cave. Las siluetas más antiguas se dibujaron hace 2,000 años, que en realidad es prácticamente ayer en términos de la antiquísima cultura aborigen. Debido a los materiales empleados y a que la cueva está bastante expuesta a los elementos, es posible que la tradición se remonte a mucho antes pero las siluetas anteriores se hayan borrado con el paso de los milenios.
En lugar de desandar el camino, tras pasar por delante de la cueva se puede continuar ascendiendo y conectar con otra senda que recorre la cresta del monte y posteriormente desciende otra vez hacia el valle, completando un pequeño circuito.
Tras regresar a Glenbrook decidí continuar caminando hasta el siguiente pueblo, Lapstone, y tras cruzar la línea de ferrocarril por la estación, descender por una pista forestal hasta la orilla del río Nepean, donde se encuentra otra localidad llamada Emu Plains. El contraste orográfico es muy acusado. Lapstone y Glenbrook se encuentran en las primeras estribaciones de las Blue Mountains, rodeadas de notables cañones. Pero al llegar a Emu Plains se abre una gran planicie. Al río Nepean, luego convertido en el Hawkesbury, todavía le quedan por recorrer 140 kilómetros antes de llegar al océano, pero en este punto apenas se encuentra a 10 metros sobre el nivel del mar. En esta zona tiene un trazado rectilíneo de gran anchura. En sus orillas se han construido parques y paseos fluviales. Tras recorrer el lado occidental durante varios kilómetros se llega a un enorme puente peatonal recientemente inaugurado y que cruza el río en un único vano de 200 metros de longitud. Desde la orilla Este se alcanza la estación de Penrith en apenas unos minutos.
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