domingo, 28 de julio de 2019

Cherrybrook - Hornsby

Hace unas semanas se puso en servicio la primera línea de "Metro" de Sydney. En realidad hay varias líneas de tren que atraviesan el subsuelo de la ciudad, pero esta es una línea de nueva generación. En la recién inaugurada primera fase, los trenes se quedan aún lejos del centro. Todavía quedan varios años de obras hasta que esta nueva línea cruce el centro de la ciudad. No obstante, este nuevo Metro es bastante diferente al resto de líneas de tren pesado. Los vehículos son de un nuevo diseño, con un único nivel, más puertas y un espacio interior diáfano de extremo a extremo. Las estaciones también son diferentes: unos paneles de cristal bloquean el acceso a las vías excepto cuando el tren está detenido en la estación (y las puertas están perfectamente alineadas). Pero la particularidad más llamativa es que el nuevo Metro es completamente automático. Y al no haber conductor, tampoco hay necesidad de cabina, por lo que los extremos delantero y trasero del tren son también ventanas que ofrecen una perspectiva inédita del viaje en tren. El sistema es similar al que usan los grandes aeropuertos, aunque a escala de una ciudad. Sus promotores dicen que permite alcanzar velocidades, frecuencias y un nivel de seguridad nunca visto.

Mi primer viaje en este nuevo medio de transporte me llevó hasta Cherrybrook. Desde allí, tras un par de kilómetros callejeando hacia el Este, se encuentra el nacimiento del río Berowra. Durante los siguientes kilómetros la ruta desciende junto al río en dirección Norte. Pese a la reciente escasez de lluvias, la humedad hace que rocas y árboles estén cubiertos de musgo. Tras reunirse con la senda que desciende desde Thornleigh, el camino, convertido en el Great North Walk, remonta la ladera y continua acompañando al río, pero desde lo alto. Unos kilómetros más adelante se alcanza el circuito de Blue Gum Walk, que ofrece dos posibilidades para llegar hasta Hornsby.







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