domingo, 30 de septiembre de 2012

Ballenas

Hoy Lunes es fiesta en Sydney (Dia del Trabajo), así que aproveché para ir a hacer un crucero de 4 horas para tratar de ver ballenas (whale watching). El barco sale de la bahía de Sydney, aunque no se aleja mucho de la costa. Las ballenas pasan por aquí en sus larguísimas migraciones, y aunque estamos casi al final de la temporada de este año, confiaba en poder ver alguna. Tras un comienzo que hacía presagiar lo peor, afortunadamente apareció una ballena y su cría. El barco trató de seguirlas a cierta distancia durante un par de horas. No es fácil, porque las ballenas sólo asoman cada 5 minutos para respirar, y vuelven a sumergirse, así que hay que estar muy atento para no perdérselas. Pude hacer algunas fotos y video, aunque con ciertas limitaciones ya que el barco se zarandeaba bastante, como numerosos pasajeros pudieron constatar.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Calles de Sydney


Hoy voy a hablar de algunas cosas que llaman un poco la atención cuando paseas por las calles del centro de Sydney. Empecemos por lo obvio: los coches circulan por el lado izquierdo, y muy juiciosamente, los camiones y los autobuses hacen lo mismo. Es inevitable llevarse algunos sustos al cruzar, porque los vehículos vienen por el lado opuesto. Todavía hoy, cada vez que un semáforo se pone en verde para cruzar la calle, sigo mirando hacia la izquierda antes de dar el primer paso. Por cierto, que los semáforos tienen un pulsador, cuya utilidad práctica desconozco. Aparentemente sirve para que el peatón indique su voluntad de cruzar, pero tengo dudas de si realmente tiene algún efecto. Otra cosa que llama la atención de los semáforos es lo largos que son los ciclos. En algunos semáforos parece que tuvieras que esperar una eternidad hasta que llega el turno de cruzar.
La gente que anda por la calle en el barrio central de Sydney (la City, o CBD) responde a un patrón muy concreto. Por la mañana hay una mayoría de blancos que acuden en solitario y elegantemente vestidos a sus oficinas de bancos, aseguradoras y consultoras. Todo el mundo se encuentra sospechosamente en el mismo rango de edades (30-50 años). No hay ancianos, ni niños, ni familias. Por la tarde, en la zona donde estaba viviendo hasta ahora anexa al barrio chino, las calles se llenan de asiáticos, especialmente de parejas jóvenes. En la calle sólo se oye hablar chino y otras lenguas asiáticas. Llama la atención la baja proporción de personas de raza negra. Hay que recordar que Australia tuvo leyes de inmigración muy "selectivas" en cuanto a la composición racial, y aún hoy se dice que es uno de los países más exigentes en cuanto a los requisitos para obtener un visado.
Aunque se ven algunas bicicletas, no son tantas como yo hubiera imaginado. Nada comparable a Amsterdam, por ejemplo. No hay muchos carriles-bici, y el tráfico no invita a circular entre los coches. Por cierto, que no resulta extraño ver algunos coches muy caros. El otro día ví a una persona hablar por el manos libres mientras comía un plátano al volante de su Ferrari. Me pregunto cuánto pagará de seguro.
Hay un buen número de taxis, lo cual es comprensible dado el coste y la dificultad de aparcar en esta zona centro. La zona azul cuesta 3,30$/hora, y el coste de un aparcamiento cubierto es astronómico. Sin embargo, el combustible es un poco más barato que en España. Otros medios de transporte público incluyen el monorraíl, que no he probado por ser absurdamente caro y no llevar a ninguna parte. Las calles del centro están invadidas por innumerables autobuses. Un viaje de corta distancia cuesta 1,70$ si te sacas el abono de 10 viajes. No hay metro, pero sí hay trenes de cercanías con paradas subterráneas, y algún tranvía y tren ligero.
Las calles están bastante limpias, sin llegar a la limpieza extrema del centro de Oviedo. Apenas hay calles peatonales, aunque han llegado a proponer algún ambicioso plan en este sentido. Tampoco abundan los puntos de iluminación, así que las calles son más oscuras que el deslumbrante Oviedo. No obstante, parecen bastante seguras.
Insisto en que todos estos comentarios se refieren al distrito central de Sydney. Esta ciudad es gigantesca, y otros barrios son muy diferentes en todos los sentidos.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Museo Powerhouse: ciencia y diseño

El pasado domingo fui a visitar el Powerhouse Museum, un museo de ciencia y diseño situado en una fábrica reconvertida cerca de Darling Harbour. Tienen una colección estupenda de máquinas de vapor de todo tipo (locomotoras, máquinas industriales, bombas, etc.). Mis amigos ingenieros de la EPSIG estarían como en casa. La sección sobre electricidad y magnetismo es muy interactiva y recomendable para críos y adultos, y también merece la pena las piezas de ferrocarril, incluyendo el panel anunciador gigante recuperado de la estación central de Sydney. Otras exhibiciones me parecieron más flojas. La sección dedicada a la informática no merece la pena. La guinda final fue una pequeña sala sobre astronáutica, que es una de mis grandes aficiones. Había réplicas parciales del interior de la Estación Espacial Internacional y del morro del Transbordador Espacial. Pero la pieza que más me gustó fue, sin duda, el colosal motor cohete F-1 a tamaño natural. Cinco motores como éste impulsaban los primeros minutos de viaje hacia la Luna en el Saturno/Apolo. En la foto no se aprecia por la falta de referencias, pero el diámetro de la campana es de casi 4 metros. Se podría aparcar un todo-terreno en su interior.

A punto de estrenar apartamento

Además de trabajar, durante esta semana en la que no he posteado nada el blog, he estado ocupado con los preparativos para poder ocupar mi nuevo apartamento lo antes posible. Entre otras cosas, he ido hasta el IKEA de Tempe, a unos 15 minutos en tren del centro más otros 10 minutos de paseo. Efectivamente, tal y como todos sospechábamos, los IKEA son todos iguales hasta en las antípodas. Aunque llevaba la lista de la compra perfectamente preparada de antemano y sabía dónde encontrar cada artículo, me pasé varias horas allí dentro, incluyendo un descanso para comer las inevitables albóndigas suecas. Al final compré un montón de cosas e hice que me las lleven al apartamento, con lo que volví del IKEA con las manos en los bolsillos y la cartera más ligera.
También he comprado algunos electrodomésticos por internet. Con todo eso, más algunas otras cosas que compraré en el K-Mart (25 minutos a pie desde mi apartamento), espero poder trasladarme a vivir al nuevo apartamento el martes, y pasarme el resto de la semana abriendo paquetes planos y montando muebles de IKEA.
Para el gas y la electricidad he hecho un contrato con un proveedor, también por internet. En Australia el mercado de las "utilities" está liberalizado, y hay varias compañías compitiendo. No es nada fácil comparar ofertas y decidir cuál es la mejor, así que después de darle muchas vueltas tomé la decisión basándome en criterios ecológicos (que no económicos), y contraté una tarifa de energía 100% limpia. La electricidad está producida mediante fuentes renovables (eólica) y la compañía planta árboles para compensar las emisiones debidas al gas consumido. Aunque es un poco más cara, mi karma ha aumentado y espero que la naturaleza me lo recompense salvándome de las garrapatas la próxima vez que salga a caminar por el monte.
Lo que todavía no he contratado es la conexión a Internet, aunque seguramente lo haga mañana. Nuevamente, hay un puñado de compañías compitiendo, y las posibilidades de conexión (cable, ADSL, fibra, o nada de nada) varían de una calle a la siguiente, lo cual hace todo muy confuso. Me ha sorprendido que el mercado funciona al revés que en España. En la piel de toro, las compañías te lo ponen muy fácil para darte de alta: te regalan el router, el alta, te hacen descuento los primeros meses, etc. Aquí es lo contrario: tienes que pagar el alta (unos $80), el router ($100-$200) y ni hablar de descuentos. Una tarifa mensual típica son unos $70 sólo por la conexión de datos, sin teléfono ni nada más. Y si te das de baja antes de 24 meses, pagas una penalización. Pero aún hay más: aquí no te venden las conexiones por su velocidad, que ni siquiera anuncian y que en ningún caso garantizan. Aquí las ofertas son por el volumen de tráfico, por ejemplo, 50 GB/mes, 150 GB/mes, etc., como en las conexiones de datos para móviles de España. Si te pasas del límite, te bajan la velocidad, o puedes comprar un "pack" de datos adicionales. En resumen: si lo comparamos con la conexión que yo tenía en Asturias, la de aquí es mucho más cara y más lenta, y además con límites de tráfico.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Festival de los vientos en Bondi Beach

No es que yo sea muy playero, pero si estás en Sydney, hay que ir a conocer la playa más famosa por aquí, es decir, Bondi Beach. Precisamente hoy se celebraba en Bondi el "Festival de los vientos", cuya actividad principal consiste en hacer volar cometas sobre la playa. Pensé que sería bonito de fotografiar, así que cogí el tren (10 minutos) y luego un bus (15 minutos) para llegar desde el centro hasta la playa, en total, unos 50 minutos contando las esperas.
Las cometas eran ciertamente preciosas, y la playa también, aunque quizás no esté a la altura de la fama que tiene. Es del tamaño de Rodiles, y con forma de concha como San Lorenzo. La arena está muy limpia. Por detrás de la playa, en lugar de edificar horribles torres al pie de la arena, hay un parque y un centro público, y más atrás hay casas, pero todas bajitas. Ya podríamos aprender en otros lugares.
Aunque técnicamente estemos en invierno, en las dos semanas que llevo aquí apenas he visto una nube, amén del repentino chaparrón del otro día que me permitió capturar la foto del arco iris. De todas formas, el tiempo está un poco fresco todavía para mi gusto, así que no me bañé. Los que sí estaban en el agua eran los surfistas, ya que Bondi es una playa muy conocida para practicar este deporte. No había grandes olas, pero sí suficiente para tener contentos a media centena de cazaolas. Aviso, que el de la foto no soy yo :)

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Arrancando en Atlassian

Ayer comencé mi nuevo trabajo en Atlassian, una empresa de software que, como he podido comprobar, tiene unos valores y una cultura radicalmente distintos a los que son habituales en las empresas españolas.  Venía preparado para un cambio fuerte, y no he quedado decepcionado. El primer contacto ha sido muy positivo, y cuanto más voy conociendo de Atlassian, más pienso que todas las compañías deberían ser así.
De momento estoy instalado en las oficinas de Sydney, en un edificio histórico que fue originalmente un mercado y que contrasta con los rascacielos que lo rodean. No obstante, a la empresa se le ha quedado pequeño, y muy pronto nos vamos a mudar a unas nuevas oficinas más grandes y aún más céntricas.
Durante la bienvenida me han dado varios obsequios, incluyendo por supuesto mi primera camiseta de la empresa, con la que poso en la terraza del apartamento en esta noche tan agradable.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Asomándose a Sydney

Durante los primeros días en Sydney me he dedicado a hacer un poco de turismo. Además de pasear por la ciudad, he visitado el museo marítimo, donde pude subirme a bordo de varios barcos y hasta de un submarino. También fui al zoo de Taronga, cuyos habitantes pueden presumir de tener una de las vistas más espectaculares del mundo, especialmente si puedes estirar el cuello por encima de las copas de los árboles.
Por supuesto, estuve viendo la fauna local, que incluye 11 de las 15 serpientes más venenosas del mundo, y también animales más entrañables aunque un poco dormilones, como los koalas.
Para ir al zoo, crucé la bahía en un ferry (pasaje+entrada al zoo=50 dólares).
También he ido un par de veces al cine IMAX de Darling Harbour, que tiene la pantalla más grande del mundo y está a 3 minutos a pie desde mi actual apartamento. La primera vez fui a ver un documental en 3D sobre las reparaciones del telescopio Hubble, y fue fantástico (23 dólares por 40 minutos de proyección). Ayer fui a ver la última de Batman (31 dólares en el IMAX, en un cine normal cuesta 18$), aunque me pareció más floja que las anteriores, y además la pantalla era quizás demasiado grande para seguir cómodamente la película.

Sydney encantador

¿Seré yo que estoy un poco deslumbrado por Sydney, o es que realmente es una ciudad un tanto mágica?
La foto va dedicada al profesor Walter Lewin, por enseñarme a mirar los arcos iris como nunca los había visto antes.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Checklist del trotamundos

Con mi reciente viaje al otro lado del mundo, prácticamente he completado mi checklist de trotamundos. Respecto a continentes:

  • América del Norte: visitada.
  • América del Sur: visitada.
  • Asia: pisada (breve escala en Dubai).
  • Europa: muy visitada.
  • Oceanía: residente.
  • África: ¿cuentan las Canarias?
  • Antártida: no visitada (aún).
En cuanto a océanos:

  • Atlántico: me he bañado.
  • Pacífico: he caminado a la orilla, y próximamente me bañaré. Lo veo desde mi ventana.
  • Índico: sobrevolado de punta a punta.
  • Ártico y Antártico: fuera de competición.