jueves, 28 de enero de 2021

Lower Lane Cove

Lane Cove es uno de los muchos brazos que forman el contorno de la bahía de Sydney. Hace poco estuve navegando por la parte alta, donde una pequeña presa forma forma un largo remanso. En esta ocasión volví a la zona para explorar la parte baja.

Los primeros kilómetros son estrechos y están rodeados de frondosa vegetación, todavía dentro del Parque Nacional de Lane Cove. Al llegar al puente de la carretera de Epping, el río comienza a ensancharse. Esta es la zona menos interesante, porque en la orilla izquierda hay un polígono industrial, y unas líneas de alta tensión rayan el cielo. No obstante, en la orilla derecha hay un diminuto afluente que recordaba de mis paseos por el Great North Walk. Los primeros 100 metros son navegables, pero merecen la pena porque nos introducen en una interesante marisma.

A partir de ahí, el río continua ensanchándose, y las viviendas y carreteras nos recuerdan que estamos muy cerca de Sydney. De hecho, tras pasar por debajo del puente Burns Bay, se comienza a divisar el perfil de los rascacielos y el famoso arco del Harbour Bridge, situados a apenas 5 kilómetros. Sin embargo, en esta ocasión no continue en esa dirección, sino que me adentré en una bahía hacia el Norte y que termina en un pequeño embarcadero situado en un parque.

lunes, 25 de enero de 2021

Crosslands Reserve - Berowra Waters

Desde que el año pasado me hice con un bote inflable, muy ligero y portátil, me dedico a explorar por el agua los paisajes cercanos a Sydney. En esta ocasión, fui al parque nacional de Berowra, a menos de 40 minutos en tren desde mi casa, para continuar navegando por el hermoso estuario del río Berowra. Hace unos meses había partido desde Crosslands en dirección aguas arriba hasta encontrar el final de la zona navegable. Esta vez volví a Crosslands, que es una enorme área recreativa, para navegar en la dirección opuesta.

Los primeros recodos son muy tranquilos. Esa mañana las aguas parecían un espejo. Enseguida tomé un desvío hacia el Este para adentrarme en el arroyo de Calna. La marea estaba bajando y al cabo de unos cientos de metros ya no había profundidad suficiente como para navegar, así que me di la vuelta para regresar al río principal. Algunos bancos de arena comenzaban a emerger y formar islas.

Una imprevista ráfaga de viento hizo que el siguiente tramo fuera un poco más difícil, pero afortunadamente el viento amainó tan rápido como había arreciado. En esta sección, el río transcurre entre algunas paredes de roca.

Al aproximarse a la peculiar localidad de Berowra Waters aparecen barcas, yates y viviendas flotantes. En las orillas hay viviendas y hasta restaurantes de lujo que solo son accesibles por el agua (no hay calles). Tras cruzar con precaución los cables del ferry, un giro hacia el Oeste lleva a una pequeña bahía con lujosos yates y un embarcadero donde tomé tierra. Para regresar hasta el ferrocarril, caminé 6 kilómetros hacia Berowra por la senda del Great North Walk.







martes, 19 de enero de 2021

Wollangambe Crater

La sección de las Blue Mountains más cercana a Lithgow es una que tenía pendiente de explorar. Al norte de la pequeña localidad de Bell, que es una de las más elevadas de las Blue Mountains (1060 metros), hay un lugar llamado Wollangambe Crater. Se trata de un amplio circo que al parecer no tiene origen volcánico ni de impacto, y es simplemente una caprichosa depresión del terreno. Hace unas décadas era un lugar popular de acampada, pero últimamente ha caído en desuso. No hay ningún tipo de infraestructura o señalización oficial, y las sendas requieren algo de experiencia y atención para poder seguirlas.

Comenzando desde las inmediaciones del apeadero de Bell, una pista forestal sale hacia el Norte. Se trata de un cortafuegos para proteger las casas del pueblo. Varios carteles de propiedad privada obligan a ceñirse estrictamente al camino. Tras unos cientos de metros se abandona este cortafuegos perimetral para seguir por una senda en dirección norte. Este camino, de unos 4 kilómetros, fue en su día una pista forestal, pero está abandonado. Desciende progresivamente hacia un afluente del río Wollangambe, lo cruza y vuelve a ascender.

El ascenso termina en una roca llamada "Center of the Universe", muy apropiadamente. Trepando a ella se divisa un panorama de 360 grados. Esta zona fue completamente arrasada por los incendios de hace ahora un año. La devastación es completa, con árboles calcinados que, sin embargo, están volviendo a reverdecer, dando testimonio de cómo la vegetación australiana está adaptada al fuego. En algunos lugares la intensidad del fuego parece haber consumido hasta las piedras. Normalmente en esta época el zumbido de las cigarras sería ensordecedor, pero en esta ocasión predominaba un extraño silencio.

En el "Center of the Universe" hay que girar en dirección Este. Aquí el camino se vuelve más tenue, aunque gracias al fuego, en general es posible distinguir la senda, que discurre por la cresta de las colinas, siguiendo su perfil. En un par de ocasiones el camino se vuelve más rocoso y obliga a hacer algunas trepadas y destrepadas fáciles por las rocas. Unos jitos indican el camino. 

Tras otros 4 kilómetros, la senda se inclina en rápido descenso hacia el río Wollangambe. Junto al río, una zona de espesos helechos tiene un pequeño claro perfecto para la acampada. Unos metros más adelante, un enorme tronco caído sobre el río proporciona un puente perfecto. Las aguas del río son cristalinas y el fondo arenoso, pero la presencia de unas minas en la cabecera del río me inspira poca confianza en la calidad del agua. Un flujo constante de cenizas es arrastrado por la corriente, pese a que los incendios se extinguieron hace un año.

Al otro lado del puente se encuentra el cráter. La parte central es un humedal, y aunque está despejado de árboles, la vegetación es demasiado alta y frondosa como para acampar, excepto en un pequeño claro. Cerca de allí hay una cueva que también sirve de refugio, pero que no llegué a visitar porque la senda estaba impracticable, perdida entre la espesa vegetación y con abundancia de serpientes.






domingo, 10 de enero de 2021

Berowra - Castle Hill

Por la zona de Berowra ya he realizado muchas rutas a pie, pero todavía no había hecho ninguna ruta en bicicleta. Hay una buena cantidad de carreteras sinuosas y relativamente poco transitadas que son muy populares con los ciclistas, especialmente en las primeras horas de la mañana antes de que el calor apriete y aparezcan los grandes coches con sus botes remolcados. Los ciclistas más entrenados conocen un circuito llamado "de las tres gargantas", pero yo me fijé como objetivo más modesto empezar por una de esas gargantas y dejar las otras dos para otra ocasión.

Comenzando desde Berowra, los primeros kilómetros son los más divertidos. La carretera desciende 250 metros por un trazado estrecho y lleno de curvas pero con un firme en perfectas condiciones y sin apenas tráfico (al menos, temprano). Al llegar al fondo del valle la carretera termina directamente en el agua. Aquí hay que esperar unos minutos a la barcaza de Berowra Waters, un servicio de transbordo gratuito. Al llegar la otra orilla hay un restaurante, un embarcadero recreativo y un gran aparcamiento. En esta zona hay muchas residencias que solo son accesibles por el agua (no hay carreteras), por lo que muchos vecinos aparcan aquí y continuan hasta sus casas en barca.

El siguiente tramo es el más difícil: la carretera sube por la otra ladera del valle en dirección Oeste. Tras atravesar el bosque, el relieve se hace más suave y el paisaje cambia completamente. De pronto la carretera se encuentra flanqueada por granjas y establos de caballos. Varios granjeros venden sus productos en un mostrador en el arcén de la carretera.

Al llegar a Arcadia, la ruta gira hacia el sur en dirección a Galston. La carretera se va ensanchando progresivamente, y también aumenta el tráfico. Finalmente desemboca en Old Northern Road, la primera salida rodada que tuvo Sydney hacia el norte. Hacia el Oeste se divisa la planicie del río Nepean y el perfil de las Blue Mountains en la distancia. Tras continuar unos cuantos kilómetros por un estrecho carril bici, se alcanza el suburbio de Castle Hill. Para evitar la carretera, descendí por un bonito parque, aunque eso me obligó a hacer un esfuerzo final para subir hasta la estación de metro de Castle Hill, tras un recorrido de 32 Km.