lunes, 3 de octubre de 2022

Mill Creek

A poco más de una hora en coche al Noroeste de Sydney el gran río Hawkesbury da una curva para cambiar su trayectoria Norte por trayectoria Este que le llevará hasta el océano. Junto a esa curva del río se encuentra Wisemans Ferry, un lugar histórico para la colonia. En 1827, unos 40 años después de la fundación de Sydney, un ex-convicto llamado Solomon Wiseman estableció allí un servicio de ferry para cruzar el río. Con la construcción de la primera carretera entre Sydney y Newcastle en la siguiente década, ese paso adquirió gran importancia. A su alrededor se encuentran varios parques nacionales. El ferry sigue funcionando hoy y supone en enlace esencial ya que los puentes más cercanos se encuentran a horas de distancia. Unas barcazas guiadas por cables transportan vehículos continuamente de una orilla a la otra.

A apenas unos kilómetros aguas abajo de Wiseman Ferry se encuentra Mill Creek, ya dentro del parque nacional de Dharug. Allí hay una zona de acampada y un área recreativa recién renovadas. Este es el lugar de inicio y final de una ruta circular llamada simplemente "11 Km track", y que paradójicamente es algo más corta, unos 9 kilómetros. Siguiendo las recomendaciones decidí recorrer el circuito en sentido antihorario. Los primeros kilómetros son los más fáciles y bonitos. El camino transcurre junto al arroyo, lo cruza varias veces, se pega a paredes de roca y cuevas, y cuenta con la protección de un bosque húmedo. Al llegar al extremo más oriental del circuito, el camino asciende unos 100 metros de desnivel por la ladera, y se convierte en un sube-y-baja que acaba acumulando unos 350 metros de ascenso (y otros tantos de descenso, por supuesto). El bosque en esta parte del camino es más seco, por lo que la vegetación cambia bastante. Si primera mitad del circuito estaba exquisitamente mantenida, esta segunda parte casi desaparece entre la vegetación en algunos tramos, y require salvar varios obstáculos de roca, tanto de subida como de bajada. Al final el camino regresa al área recreativa tras cruzar un puente sobre el arroyo.

No tenía muy claro qué esperar de esta ruta porque hay mucha información disponible, pero resultó ser una sorpresa agradable.








martes, 20 de septiembre de 2022

Glenbrook Gorge

En mis viajes a las Blue Mountains en tren, siempre me ha llamado la atención la garganta que forma el río Glenbrook justo al comienzo de las montañas. En alguna ocasión ya hablé del reto que supuso salvar este primer obstáculo por ferrocarril. Desde las ventanas del tren, mirando hacia el fondo del valle, se puede ver una sinuosa garganta.

Comenzando desde Glenbrook, descendí hacia en remanso del río llamado Blue Pool. El descenso sigue una tenue ruta no mantenida y casi perdida en la maleza. Desde Blue Pool tomé un valle lateral para visitar una vez más Red Hands Cave donde se puede encontrar arte aborigen. Esta parte del camino está en muy buenas condiciones, y de hecho me encontré con docenas de corredores de montaña.

Una vez de regreso al valle del Glenbrook, continué el descenso junto al río. Los primeros cientos de metros hasta Jellybean Pool son relativamente fáciles y populares con los bañistas. Pero a partir de ahí se pierde cualquier traza del camino. La garganta son apenas tres kilómetros, pero el recorrido es lento porque hay que ir improvisando el camino. En algunos tramos hay cómodas plataformas de roca, y en otros hay pedreros o zonas de densos arbustos tronchados por las riadas. Hay que cruzar el río en múltiples ocasiones, lo que requiere mojarse o bien saltar de forma precaria entre rocas. Definitivamente una ruta para excursionistas experimentados, aunque para mi sorpresa, me encontré a algunos otros aventureros.

La garganta termina abruptamente en la confluencia con el río Nepean, donde las riadas han depositado unos bancos de arena que forman una playa fluvial. Para salir de allí hay un camino paralelo al Nepean. Este camino aparece en los mapas, pero ha quedado dañado por las riadas y requiere sortear varios obstáculos, como corrimientos de tierra, grandes árboles caídos y acumulaciones de restos de las riadas. Los últimos cientos de metros para llegar a la estación de Lapstone se realizan por una empinada pista forestal.








domingo, 11 de septiembre de 2022

Mermaid Pool y Tahmoor Gorge

A unos 80 kilómetros al sur de Sydney, en dirección a Canberra, el terreno se eleva formando una meseta llamada Southern Highlands y llena de granjas. Los ríos que atraviesan esta meseta han formado cañones serpenteantes. En esta ocasión fui a la localidad de Tahmoor para explorar la garganta del río Bargo en sus últimos kilómetros antes de fundirse con el río Nepean.

El camino comienza en un aparcamiento junto a un puente. Allí arranca una senda que, al parecer, está mantenida por una familia local. Los primeros dos kilómetros son fáciles, acompañando al río en su descenso por plataformas de roca. Los restos de las riadas de los últimos dos años se acumulan por todas partes.

Enseguida se llega a Mermaids Pool, una bonita poza con cascada, pero que resulta muy inaccesible porque en ese lugar el río comienza a formar una garganta. El camino rodea la piscina y asciende hasta un mirador. Allí el camino se bifurca y forma un circuito. Recorriéndolo en sentido horario, la senda se vuelve más abrupta y vuelve a descender hasta el río, ahora ya metido en un cañón y formando un amplio meandro. La ruta está abundantemente señalada con lazos de colores y pintura (excepto en un pequeño tramo). Buena parte del recorrido se realiza por plataformas de rocas junto a las cascadas del río, que hay que cruzar en cuatro ocasiones saltando por las piedras. Estos cruces, junto con algunos otros tramos, son un poco más técnicos de lo habitual y es recomendable contar con algo de experiencia y sentido de la orientación.

Tras varios kilómetros por el fondo del cañón, de pronto el camino asciende por la ladera derecha y deshace el trazado del meandro, pero esta vez por el borde superior del acantilado, hasta regresar a la bifurcación, y desde allí, de vuelta al punto de partida.









sábado, 20 de agosto de 2022

Bella Vista - Caney Vale (via M7)

La M7 es una autopista de circunvalación por el Oeste de Sydney. Como parte de la construcción de esta autopista, se construyó también un excelente carril bici: ancho, llano, bien señalizado y con el firme en perfectas condiciones. Este carril se encuentra separado de la calzada principal, por los que el ruido del tráfico no molesta demasiado. Las intersecciones se salvan con puentes o túneles, de forma que no hace falta interrumpir el pedaleo. En algunos lugares donde la autopista forma grandes scalextrics, el carril bici está enhebrado de forma sorprendente entre el bosque de viaductos. Ojalá las autopistas españolas dispusiesen de una infraestructura similar para los ciclistas.

Aprovechando un día nublado de invierno, comencé mi recorrido ciclista desde Bella Vista y seguí la M7 en sentido anti-horario, cortando su gran curva para atravesar las zonas verdes de Sydney Western Parklands. Tras pasar cerca de Prospect Reservoir, dejé la autopista para cruzar los barrios de Fairfield y terminar en la estación de Caney Vale, tras 42 kilómetros muy fáciles. Los paisajes varían entre amplias zonas verdes (donde me encontré con algunos canguros), zonas industriales, alguna granja y barrios residenciales.

miércoles, 17 de agosto de 2022

El Primer Ministro y todos sus ministerios secretos

Estaba preparando un artículo sobre un interesante caso de corruptelas políticas que nos mantiene entretenidos aquí en Nueva Gales del Sur desde hace semanas, pero la rabiosa actualidad me obliga a aparcar ese tema y en su lugar hablar de las sensacionales noticias de los últimos dos días en relación con Scott Morrison, quien hasta hace unos meses era el Primer Ministro de Australia.

Hace apenas unos días califiqué a Scott Morrison y su gobierno de "desastroso". Su gestión de los apocalípticos incendios de hace 3 años, o las ineficacias durante la pandemia (Australia fue la última en recibir vacunas o test rápidos), o su inacción contra el cambio climático merecen ese calificativo como mínimo. Lo que acabamos de descubrir es hasta qué punto era también autocrático y megalómano.

Una de las frases favoritas de Morrison para eludir responsabilidades era "ese no es mi trabajo". La repitió tantas veces y con tan poca sensibilidad que la oposición la usó contra él. Por ejemplo, tras ser pillado de vacaciones en Hawaii durante los días más terribles de los incendios que destruyeron 14 millones de hectáreas, 3000 edificios y costaron 34 vidas, sus primeras palabras al regresar a Australia han quedado para la historia: "I don't hold a hose, mate" (yo no sujeto la manguera, colega). Es decir, sus vacaciones estaban justificadas porque su trabajo no es apagar incendios.

Apenas unas semanas después de perder las elecciones y dejar de ser Primer Ministro, el señor Morrison participó en un sermón en la iglesia de Margaret Court, otra figura polémica que tras arrasar en el tenis femenino con más títulos que Rafa Nadal, se metió a predicadora contra los homosexuales. En ese sermón, el recién salido Primer Ministro predicó que no se puede confiar en el gobierno y mucho menos en las Naciones Unidas.

Lo que hasta ahora no sabíamos es que durante su gobierno, Morrison había acaparado en secreto buena parte de las carteras ministeriales. Aquí hay que hacer un inciso y explicar que en los sistemas de gobierno tipo Westminster como el británico y por herencia el australiano, el poder ejecutivo está repartido entre los ministros. Determinados ministros disponen de cierta autoridad o poderes. Por ejemplo, como Novak Djokovic descubrió el pasado enero, el Ministro de Inmigración  puede decidir de manera esencialmente arbitraria rescindir un visado y deportar a cualquier visitante, sin que la justicia pueda impedírselo. Por tanto, la separación de estos poderes ejecutivos para evitar abusos se considera muy importante.

La noticia saltó hace dos con la publicación de un libro que desvelaba que en los últimos dos años el Primer Ministro Scott Morrison se había nombrado a si mismo, en completo secreto, ministro de Salud, ministro de Finanzas, y ministro de Industria, Ciencia, Energía y Recursos. Al día siguiente se descubrió que la lista incluía otros dos ministerios más: Interior y Economía. Es decir, prácticamente todos los ministerios importantes. El Gobernador General (representante de la reina en Australia), cuyas funciones incluyen tomar juramento a los ministros, confirmó la veracidad de la noticia.

A diferencia de España, aquí no hay un BOE donde se publiquen los actos de gobierno. El señor Morrison solo necesitó el visto bueno de un comité de ministros, pero como la ley no indica cuántos ministros deben formar parte del comité, Morrison decidió estos nombramientos tras consultar con un comité formado por... solo él mismo. Y no fue solo una vez: los nombramientos sucedieron en varias etapas a lo largo de un año.

¿Y qué pasó con los ministros "salientes"? Pues que salvo una excepción, tampoco fueron informados. Es decir, siguieron ejerciendo sus funciones ministeriales, participando en las reuniones del gabinete, explicando su acciones en el parlamento y la ciudadanía, ignorantes de que compartían su ministerio con Morrison. Al descubrir el engaño y la traición, algunos han pedido la cabeza de Morrison, que actualmente sigue siendo diputado (además de predicador dominical, ya sabemos que le gusta pluriemplearse).

Esta mañana el señor Morrison ha dado una rueda de prensa. Como corresponde a una situación tan surrealista, las explicaciones han sido también surrealistas. Según Morrison, se nombró a sí mismo ministro de casi todo porque eran tiempos de crisis extraordinarias (COVID, etc.) y convenía tener un reemplazo para sus ministros por si sucedía algo. Los ministros no fueron informados porque Morrison no quería distraerles de sus funciones y minar su confianza. Y en cuanto al parlamento y el pueblo australiano, no se les informó porque hubiera cundido el pánico. En resumen: fue un sacrificio por la patria.

¿Usó el mega ministro sus poderes ministeriales? Sabemos que sí, al menos en un caso reconocido por él mismo. Al parecer intervino en una licencia de una nueva explotación de gas.

Varios comentaristas han señalado que esta situación constituye uno de los mayores ataques al sistema democrático australiano. El Primer Ministro esencialmente se convirtió en Presidente y acaparó en secreto todo el poder ejecutivo sin rendir explicaciones a nadie. Espero que el sistema sepa reaccionar y poner mecanismos para evitar derivas autocráticas. Para empezar, quizás inventar un BOE para publicar los nombramientos de forma oficial.

domingo, 7 de agosto de 2022

Faulconbridge - Springbrook (ruta Norte)

En el pasado he recorrido las sendas al Sur de Springwood, pero hasta ahora no había explorado los valles al Norte y las rutas que los conectan. Partiendo de la estación de Faulconbridge hacia el Norte por una calle que luego se convierte en pista forestal, al cabo de 2 kilómetros hay una desviación hacia el Este. El camino se convierte en una senda, que enseguida comienza a descender de forma bastante rápida por entre las rocas. Al llegar al fondo del valle me encontré con una pareja de vecinos que se mostraron muy sorprendidos de que un excursionista estuviera por allí. Esta pareja ha despejado y señalizado algunos segmentos del camino. Sin embargo, me desvié del camino marcado para explorar una cascada (Meek Falls), para lo cual tuve que abrirme paso a través de la vegetación. Después regresé al camino para ascender por la ladera opuesta del valle hasta una cantera y una calle de Springwood. Tras zigzaguear un poco por las calles del pueblo, llegué al parque Tom Hunter, donde tomé una senda para descender al siguiente valle. Allí conecté con otra senda llamada Gooch's Track durante unos 500 metros. Aunque sobre el mapa esta senda no parecía nada especial, en realidad resultó ser la parte más bonita del paseo, con rocas cubiertas de musgo y estrechos pasos con algo de "balcón" sobre el arroyo. Finalmente alcancé la confluencia con Springwood Creek, y decidí seguir aguas abajo para explorar una pequeña cascada. Desde allí inicié el camino de regreso. Cuando ya estaba a punto de salir del valle, apenas a unos cientos de metros de mi destino en la estación de Springwood, me encontré unas espectaculares rocas de arenisca laminada, con unas formas muy caprichosas.








jueves, 4 de agosto de 2022

Voz, Tratado y Verdad

Hace un par de meses los australianos fuimos a las urnas para votar en las elecciones generales. Aunque la complejidad del sistema electoral hace que el escrutinio definitivo se prolongue durante semanas, enseguida quedó muy claro que los australianos habían otorgado una amplia mayoría al partido laborista, tras 9 años de gobiernos de la coalición conservadora y primeros ministros tan desastrosos como Tony Abbott y Scott Morrison.

El nuevo primer ministro es Anthony Albanese. Me llamó la atención la rapidez de la transición. En España estamos acostumbrados a que pasen meses desde las elecciones hasta la constitución del nuevo parlamento, la ronda de consultas con el rey, y la toma posesión del nuevo gobierno. En Australia, pese a que el escrutinio todavía estaba a medias y todavía no estaba nada claro que el partido laborista fuese a conseguir una mayoría absoluta, el gobernador general (representante local de la reina) propuso a Albanese como nuevo primer ministro, y apenas 48 horas después de las elecciones, Albanese participaba en una reunión del G7 y se reunía con Joe Biden y compañía. El nuevo parlamento no se constituyó hasta dos meses después. Este sistema australiano me impresiona por su velocidad y eficiencia, pero me inquieta por su aparente arbitrariedad. No me imagino lo que pasaría si en la actual España democrática el jefe del estado invistiese a un nuevo presidente del gobierno sin consultar con el parlamento y sin esperar a que terminase el escrutinio electoral.

Para sorpresa de propios y extraños, ya que durante la campaña electoral había pasado de puntillas sobre este asunto, las primeras palabras de Albanese durante su discurso de la victoria en la noche electoral fueron para prometer que su gobierno implementaría de forma plena las recomendaciones del documento titulado "Uluru statement from the heart".

Uluru es el nombre del famoso monolito rojizo que ocupa el centro geográfico de Australia, a miles de kilómetros de cualquier ciudad. Durante un tiempo se conoció como Ayers Rock, pero actualmente se ha recuperado el nombre aborigen. Aunque buena parte del mundo reconoce esta roca conoce como un destino turístico, Uluru es un lugar sagrado para los aborígenes que llevan viviendo en Australia desde hace más de 60,000 años, una eternidad al lado de los poco más de 200 años de presencia europea.

"Uluru statement from the heart" es un documento elaborado hace cinco años (2017) por una convención de líderes aborígenes, y que propone una serie de cambios políticos y sociales para promover la justicia y la reconciliación entre las Primeras Naciones y los recién llegados. Desde el desembarco de los colonos/convictos en 1788, la relación entre estos dos pueblos está llena de tinieblas e injusticias. El tema da para mucho más de lo que se puede describir en un blog.

Poco a poco, la justicia ha ido llegando con algunos hitos como el referéndum de 1967 que modificó la constitución de 1901 para permitir que los aborígenes fuesen contados como personas. No obstante, el marco legal todavía contiene a día de hoy reliquias como el artículo 25 de la constitución, titulado "razas descalificadas para votar", aunque en la práctica no se aplica y desde 1983 los aborígenes tienen no solo el derecho sino también la obligación de votar, como todos los demás australianos.

En "Uluru statement from the heart" se recogen tres peticiones: Voice, Treaty and Truth.

"Truth" hace referencia a la necesidad de exponer toda la verdad sobre lo sucedido desde 1788. En términos españoles, equivale a la "memoria histórica". Por ejemplo, acabar con el mito de "Terra Nullius", con el que los colonos justificaron la invasión porque Australia era una tierra vacía. O contar la historia de las matanzas y las atroces políticas de aniquilación cultural y racial llevadas a cabo por los sucesivos gobiernos.

"Treaty" se refiere al proceso de reconciliación social y búsqueda de acuerdos. Por ejemplo, actualmente la fiesta nacional (26 de Enero) conmemora la llegada de la primera flota, y resulta muy divisiva. Los opositores la llaman "día de la invasión", y cada año parece cobrar más fuerza la petición para cambiar la fecha. El modelo a seguir podría ser el neozelandés. En 1840 la corona inglesa y los Maoríes firmaron el tratado de Waitangi, y el día nacional de Nueva Zelanda celebra ese tratado, que algunos consideran el documento fundacional del país. No está exento de polémica, pero al menos celebra un acto de paz y reconocimiento mutuo.

Finalmente, "Voice" consiste en una reforma constitucional para crear un órgano parlamentario específicamente para representar a los aborígenes. Los detalles no están definidos, y hay quien habla de una tercera cámara del parlamento o algo similar. En cualquier caso, al tratarse de una reforma constitucional, debe someterse a referéndum. Esta semana el primer ministro Albanese ha propuesto el texto de la pregunta que se formulará en ese referéndum que aún no tiene fecha. La pregunta es muy sencilla y omite cualquier detalle sobre qué estructura y poderes tendrá esa "Voice". Albanese ha decidido que los australianos tendremos que votar sin conocer esos detalles. Se trata de una estrategia calculada para que el debate sea en torno a un simple "sí" o "no", con la intención de concentrar el voto del "sí". En Australia todos recuerdan el referéndum de 1999 que fracasó en el intento de declarar una república. En aquella ocasión, la pregunta contenía detalles de cómo se elegiría al presidente, lo que provocó la división en el bando republicano porque cada uno tenía una opinión distinta sobre cómo elegir al presidente.