miércoles, 18 de junio de 2014

Illawarra

El pasado fin de semana, a pesar de la descorazonadora previsión meteorológica, alquilé un coche y me fui con unos amigos a explorar la región de Illawarra, a unas dos horas al sur de Sydney. Ya había estado anteriormente en la capital de esta región, Wollongong. Esta vez aprovechamos el coche para recorrer pintorescas carreteras que cruzan verdes paisajes salpicados por granjas, ganado, colinas y lagos.

La primera parada fue en Robertson, una pequeña población alrededor de la "Big Potato", una roca del tamaño de un camión y con cierto parecido a una patata. Otros atractivos turísticos de este lugar incluyen un (autoproclamado) famoso puesto de empanadas y haber sido la localización donde se rodó la entrañable película del cerdito valiente, Babe.

El siguiente destino fue Fitzroy Falls, una aldea diminuta donde un río se precipita desde la meseta hasta el valle en una hermosa cascada de casi 100 metros de altura. La visita resulta muy fácil gracias al aparcamiento, centro de visitantes, red de caminos y miradores.

Luego fuimos al Illawarra Fly Tree Top Walk, una moderna y cara atracción turística que permite caminar por unas pasarelas metálicas suspendidas a decenas de metros de altura y asomarse entre las cimas de los árboles. Desde arriba, a vista de pájaro, se domina una magnífica panorámica de la sierra de Illawarra y la rasa costera. En cierta forma, me recuerda a la vista de la costa desde el mirador del Fito.

Tras descender por una sinuosa carretera, nos detuvimos en Kiama, un pueblo costero con un bonito paseo marítimo. En un acantilado se encuentra un bufón como los de Pría. Por desgracia, cuando hicimos la visita no se daban las condiciones de mar adecuadas y el bufón no estaba activo, así que no tengo fotos (para eso está Google Images). Creo que voy a volver por este lugar alguna otra vez a ver si tengo más suerte y para hacer un prometedor paseo costero.

La última parada, ya sin apenas luz, fue en las afueras de Wollongong para visitar el templo budista más grande del hemisferio Sur. Apenas nos dio tiempo para asomar la cabeza.

Fue un día muy entretenido y agradable. Para mi fue emocionante descubrir paisajes parecidos a los asturianos, con sus verdes praderas, sus vacas y sus carreteras llenas de curvas.