lunes, 25 de febrero de 2013

Barbacoa en Coogee

Estos días se cumplen 6 meses de mi llegada a Australia. Como es costumbre por aquí, ayer participé en otra barbacoa, esta vez en la playa de Coogee, unos kilómetros más al sur de Bronte. El tiempo estaba revuelto, con nubarrones negros que amenazaban tormenta, pero milagrosamente no llovió, y la temperatura era muy agradable. Las nubes, además, ayudaron a evitar nuevas quemaduras en la piel.
Como Bronte, Coogee dispone de un amplio parque que rodea la playa, equipado con barbacoas y mesas cubiertas. Tras dar cuenta del banquete, estuve un rato jugando al bádminton y participando en un divertido y multitudinario partidillo de fútbol, donde los equipos eran mixtos, multinacionales y formados por varias generaciones. Y después, un baño en el mar. El oleaje era peligroso y la playa estaba cerrada al baño, pero nos dejaron ir a los acantilados donde hay una "piscina" entre las rocas. Las olas rompían espectacularmente contra las rocas, y hacían que el baño fuera muy divertido. En la tercera foto se ven los bañadores de dos amigos, agarrados a una roca como lapas.




viernes, 22 de febrero de 2013

Arcade de los 80

El equipo de "Xperience" en Atlassian se encarga, entre otras cosas, de que los viernes por la tarde sean todo un acontecimiento. Si hace pocas fechas tuvimos un rodeo, ayer fue el día del "arcade de los 80". Nos trajeron un puñado de máquinas recreativas de lucha y carreras, pin-balls, comecocos y una SuperNintendo. Una ocasión para celebrar la nostalgia y desempolvar viejas habilidades adquiridas con mucha práctica.





Estuve jugando al SuperMario Kart de SNES, un juego muy especial para mi, 21 años después. ¡No recordaba que pilotar con Yoshi fuera tan complicado! La versión para Wii es mucho más sencilla. Hay que admirar la entrañable decrepitud de los gráficos que tan asombrosos parecían en su día. Enchufa una SNES a una tele de plasma de 50", y verás pixels grandes como puños.

Los veteranos de los 80 también se acordarán de una escena de la película Regreso al Futuro II, cuando Marty McFly viaja al futuro, ahora ya casi presente para nosotros. Allí entra en el "Café de los 80", de ambiente retro, donde encuentra un arcade y enseña a jugar a unos mocosos (uno de ellos destinado a salvar la Tierra Media, pero esa es otra historia). Lejos de quedar impresionados, los chavales desprecian el juego. Pues bien, ayer me sentí un poco McFly: mientras jugaba al SuperMario Kart, se acercó un niño. Le invitamos a jugar con nosotros, pero apenas unos segundos después de la salida, el jovenzuelo decidió que aquel juego de baja resolución y controles anticuados no iba con él, y abandonó la partida. Su padre, que había marcado el mejor tiempo justo antes que él, sonrió al comprobar que todavía podía vencer a su prole en un desafío.


lunes, 18 de febrero de 2013

Año Nuevo Chino

Hace unos días comenzó el Año Nuevo Chino. En Sydney hay una importante comunidad china, y de otros países que observan el Año Lunar, así que la celebración es un acontecimiento. El barrio de Chinatown está muy céntrico, y realmente parece arrancado de una ciudad china. Estos días he realizado varias visitas. El fin de semana anterior aproveché la jornada de puertas abiertas en los Jardines Chinos de la Amistad, que son pequeños pero muy fotogénicos. Ayer realicé una visita guiada por Chinatown. Nos enseñaron los rincones que normalmente pasan desapercibidos, visitamos varios negocios típicos, como una tienda, una farmacia tradicional o una tienda de productos desecados, y hasta nos abrieron la cocina de un restaurante chino. Lejos de quitarme las ganas, ese día comí y cené en sendos restaurantes chinos. Y al anochecer, asistí al desfile de Año Nuevo. Fue una larguísima sucesión de carrozas, bailarines y, por supuesto, los símbolos tradicionales. No faltaron ni los dragones ni las serpientes (acabamos de entrar en el año de la serpiente).



sábado, 9 de febrero de 2013

Manly y North Head

Ayer di el paseo entre Manly, que es una de las playas más conocidas de Sydney, y North Head, el cabo que delimita por el norte la entrada a la bahía. Además de la gran playa de Manly, el camino me llevó por algunas ensenadas con playas más pequeñas y con encanto. Bajo un sol implacable, atravesé unos antiguos cuarteles militares, hoy reconvertidos con varios propósitos culturales y de ocio, para llegar a los acantilados, desde los que hay unas vistas de postal.

Una de las cosas que más me llamó la atención fue "la barca de los helados". Mientras caminaba por una playa, se acercó a la orilla una barca-heladería, como si fuera un tendero itinerante. La gente se acercó a comprar su helado con el agua por la cintura.







jueves, 7 de febrero de 2013

Rodeo y barbacoa

El pasado viernes, Atlassian organizó un rodeo en la oficina. Trajeron un toro mecánico y estuvimos compitiendo para ver quién aguantaba más tiempo a lomos de la bestia. Quedé bastante lejos del ganador, pero lo pasé muy bien. Cada participante recibió un nombre de cowboy, nos proporcionaron el indispensable sombrero, y además teníamos un música y un "speaker" que iba narrando las cabalgadas y caídas. Como sé que resulta un poco difícil de creer que la empresa organice un rodeo, aquí hay una foto (tomada por uno de los fundadores de la empresa) justo antes de comenzar la competición.

Un par de días después fui con unos compañeros a una barbacoa en la playa de Bronte. La verdad es que el tiempo estaba un poco revuelto aquel día, pero faltar a una barbacoa está considerado como una actividad anti-Australiana. En este país les encanta hacer barbacoas, tanto en los parques como en sus casas. Los parques están bien preparados para acojerlas. Por ejemplo, en Bronte hay mesas y bancos, que además están a cubierto, un detalle muy importante si se tiene en cuenta que el sol austral quema la piel en cuestión de minutos. Y por supuesto, hay barbacoas, en este caso eléctricas y gratuitas. Sólo hay que poner la carne encima, apretar un botón, y ¡listo! No hace falta traer carbón ni cerillas. Además, a pesar de que hay mucha gente, el parque junto a la playa está tan limpio y cuidado que pudimos jugar al fútbol descalzos. También hay áreas de juegos infantiles, redes de volleyball, etc. Y todo ello junto a la playa, el mar y una piscina marina. El domingo, por cierto, el baño estaba prohibido por las condiciones del mar. Lástima no haber llevado mi cámara para retratar cómo rompían las olas, aunque hice alguna foto con el móvil. La acompaño de una foto "de archivo" que tomé hace unos meses, como referencia para comparar.