Desde que empecé a navegar con mi pequeño bote inflable, me atraía la idea de hacer una acampada en algún lugar al que solo se pudiera llegar por el agua. No obstante mi bote es muy pequeño, así que para la primera aventura decidí alquilar un kayak, que es más espacioso y fácil de manejar. Fui con unos amigos al lago Yarrunga, que se encuentra en Kangaroo Valley. Tras pasar la noche previa en el enorme camping de Bendeela, rodeados de wombats, a la mañana siguiente recogimos nuestros kayaks y fuimos a la presa de Tallowa, situada justo en la confluencia de los ríos Kangaroo y Shoalhaven.
Esta presa forma un lago con dos largos brazos, uno en cada río. Ambos se adentran en zonas remotas sin acceso rodado. En esta ocasión fuimos hacia el Oeste, donde el río Shoalhaven forma una profunda garganta. En ambas orillas hay grandes paredes de caliza y bosques de apariencia impenetrable, aunque por desgracia buena parte de los árboles resultaron calcinados en los grandes incendios de hace dos años.
El comienzo de la navegación requiere cruzar en paralelo al gran rebosadero de la presa, lo que impresiona un poco. El kayak es mucho más fácil de manejar que mi bote, por lo que rápidamente hicimos casi 10 kilómetros. Las orillas son muy abruptas y apenas hay unas pocas zonas de acampada bastante pequeñas. Una vez instalados, decidimos aprovechar las últimas horas de sol del día para continuar unos kilómetros más hasta el final del lago, donde comienzan los rápidos.
Tras regresar hasta la zona donde acampamos, tuvimos que ahuyentar a un possum atrevido que quería robarnos la cena. Pese a lo diminuto de la zona de acampada, con apenas espacio para cuatro o cinco tiendas y un complicado punto de desembarco, Parques Nacionales ha instalado allí una letrina básica. Aunque este lago está a cientos de kilómetros de Sydney, un complicado transvase lleva las aguas hasta la ciudad, por lo que no me sorprende que cuiden de la calidad de las aguas. No obstante, la letrina estaba llena de arañas de aspecto poco amistoso, así que usarla requería cierto valor.
Durante la noche descargó una gran tormenta, pero escampó justo al poco de amanecer, dando lugar a hermosas estampas. Bajo la amenaza de una nueva tormenta, navegamos de regreso a la presa para evitar la lluvia, que justo comenzó a caer en los últimos minutos antes de llegar a nuestro destino.
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