Mount Banks es una de las cimas más reconocibles de las Blue Mountains. Su altura (1049 metros) le permite asomar un poco por encima de su entorno, y su forma redondeada resulta reconocible incluso desde mi oficina en el centro de Sydney (a 100 km de distancia) en los días más despejados. Es una ascensión fácil, apenas 200 metros de desnivel y 1 kilómetro de recorrido desde el aparcamiento, pero como está muy alejado de las líneas de transporte público, hasta ahora no me había acercado.
Para alargar un poco la visita, primero rodeé la montaña por una pista forestal, y realicé el ascenso por el lado opuesto al aparcamiento, es decir por el Sureste. No fue muy buena idea, porque el ascenso por esta vertiente es un tanto aburrido. Una peculiaridad de esta montaña es que la cima está cubierta de árboles, pero las laderas no, justo al revés de lo convencional. Es como si Mount Banks tuviera un sombrero forestal. Al parecer esta anomalía se debe a la geología, debido a la presencia de basaltos en la cima. Curiosamente esta cubierta forestal priva de vistas a la cima, y hace un tanto inexplicable la presencia de un vértice geodésico en el punto más alto (e invisible). Los árboles tampoco permiten ver el acantilado el lado Suroeste, que se precipita sobre el Grose Valley, y que al parecer es el acantilado más alto de Australia.
El descenso por el lado Noroeste es la parte más interesante (aunque corta) de esta ruta. Una vez se sale del bosque, al Norte se divisa un gran horizonte de montañas, valles y bosques, totalmente arrasados por los incendios del año pasado pero donde los brotes verdes han crecido ya hasta formar una densa capa vegetal. Al Oeste hay unos miradores para asomarse sobre el Grose Valley y observar las paredes de arenisca del lado opuesto, en dirección a Blackheath. Con la iluminación adecuada, resulta muy visible el perfil imposible de Hanging Rock.
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