El pasado fin de semana hice una escapada hacia la zona de Newcastle, a algo más de dos horas en coche desde Sydney. Con una población similar a la de Gijón, Newcastle es la séptima ciudad más grande de Australia. Fue uno de los primeros asentamientos de europeos, quienes "descubrieron" el lugar mientras perseguían a unos convictos huidos de Sydney. En los últimos años se ha convertido en el mayor puerto de exportación de carbón del mundo, alimentado por las enormes reservas del Hunter Valley. Kilométricos trenes llegan continuamente a las grandes instalaciones del puerto y embarcan el mineral, al parecer de excelente calidad, con destino a puertos muy lejanos.
No tuve mucho tiempo para visitar la ciudad, solo para dar un breve paseo por un renovado muelle, justo a tiempo para fotografiar la espectacular puesta de sol de un día tormentoso. Tendré que volver en otra ocasión para explorar un prometedor paseo costero.
Contra todo pronóstico al día siguiente amaneció despejado así que continué un poco más al norte hasta Port Stephens, donde ya estuve hace más de un año. En esta ocasión visité la playa de Fingal Bay, que tiene un islote y un istmo de arena, como la playa de Borizo en Llanes. En ese lugar chocan las olas en direcciones opuestas. Las aguas cristalinas dejaban ver bancos de peces casi en la orilla.
Durante el viaje de vuelta tuve que conducir en medio de uno de los aguaceros más impresionantes que recuerdo, así que no hubo tiempo para más paradas. Sin embargo, en el viaje de ida hice escala en Morisset, una pequeña localidad conocida por ser santuario de canguros. Efectivamente no hay que esforzarse mucho para encontrarlos por centenares.