La sección de las Blue Mountains más cercana a Lithgow es una que tenía pendiente de explorar. Al norte de la pequeña localidad de Bell, que es una de las más elevadas de las Blue Mountains (1060 metros), hay un lugar llamado Wollangambe Crater. Se trata de un amplio circo que al parecer no tiene origen volcánico ni de impacto, y es simplemente una caprichosa depresión del terreno. Hace unas décadas era un lugar popular de acampada, pero últimamente ha caído en desuso. No hay ningún tipo de infraestructura o señalización oficial, y las sendas requieren algo de experiencia y atención para poder seguirlas.
Comenzando desde las inmediaciones del apeadero de Bell, una pista forestal sale hacia el Norte. Se trata de un cortafuegos para proteger las casas del pueblo. Varios carteles de propiedad privada obligan a ceñirse estrictamente al camino. Tras unos cientos de metros se abandona este cortafuegos perimetral para seguir por una senda en dirección norte. Este camino, de unos 4 kilómetros, fue en su día una pista forestal, pero está abandonado. Desciende progresivamente hacia un afluente del río Wollangambe, lo cruza y vuelve a ascender.
El ascenso termina en una roca llamada "Center of the Universe", muy apropiadamente. Trepando a ella se divisa un panorama de 360 grados. Esta zona fue completamente arrasada por los incendios de hace ahora un año. La devastación es completa, con árboles calcinados que, sin embargo, están volviendo a reverdecer, dando testimonio de cómo la vegetación australiana está adaptada al fuego. En algunos lugares la intensidad del fuego parece haber consumido hasta las piedras. Normalmente en esta época el zumbido de las cigarras sería ensordecedor, pero en esta ocasión predominaba un extraño silencio.
En el "Center of the Universe" hay que girar en dirección Este. Aquí el camino se vuelve más tenue, aunque gracias al fuego, en general es posible distinguir la senda, que discurre por la cresta de las colinas, siguiendo su perfil. En un par de ocasiones el camino se vuelve más rocoso y obliga a hacer algunas trepadas y destrepadas fáciles por las rocas. Unos jitos indican el camino.
Tras otros 4 kilómetros, la senda se inclina en rápido descenso hacia el río Wollangambe. Junto al río, una zona de espesos helechos tiene un pequeño claro perfecto para la acampada. Unos metros más adelante, un enorme tronco caído sobre el río proporciona un puente perfecto. Las aguas del río son cristalinas y el fondo arenoso, pero la presencia de unas minas en la cabecera del río me inspira poca confianza en la calidad del agua. Un flujo constante de cenizas es arrastrado por la corriente, pese a que los incendios se extinguieron hace un año.
Al otro lado del puente se encuentra el cráter. La parte central es un humedal, y aunque está despejado de árboles, la vegetación es demasiado alta y frondosa como para acampar, excepto en un pequeño claro. Cerca de allí hay una cueva que también sirve de refugio, pero que no llegué a visitar porque la senda estaba impracticable, perdida entre la espesa vegetación y con abundancia de serpientes.