domingo, 26 de mayo de 2019
Lake Toolooma
El parque nacional de Heathcote se encuentra adyacente al Royal National Park, apenas 40 kilómetros al Sur del centro de Sydney. Anteriormente había recorrido el camino entre las localidades de Waterfall y Heathcote, pero me quedaba por visitar el lago Toolooma. Se trata de una laguna artificial muy cercana a Waterfall. Tras descender al valle desde la estación de Waterfall por la senda de Bullawarring se llega a una red de pistas forestales que rodean la laguna. La sección Este es prácticamente llana y alberga una gran zona de acampada de Scouts. La sección Oeste tiene algunas cuestas. El circuito se completa en unos 5 kilómetros, pero se puede ampliar tomando un desvío para visitar Kingfisher Pool, una zona de cascadas que encontré secas debido a la sequía.
viernes, 24 de mayo de 2019
Elecciones 2019
Australia pasó por las urnas este Sábado y el resultado ha sido muy inesperado. Contra los pronósticos de todas las encuestas que daban vencedor al partido Laborista por mayor o menor margen, las urnas han decidido dar un amplio apoyo a la coalición Liberal-Nacional actualmente en el gobierno. El Primer Ministro Scott Morrison, en el cargo desde que hace menos de un año emergiera como ganador de carambola en el motín del ala más dura de su propio partido contra el entonces Primer Ministro Malcolm Turnbull, se ha encontrado de pronto con un mandato sorpresa para continuar en el cargo. Mientras los Laboristas todavía se preguntan qué ha podido salido mal, el señor Morrison atribuye su victoria a un "milagro".
El sistema electoral federal en Australia es distinto al español. Aquí también hay dos cámaras, aunque el Senado se renueva solo parcialmente. El país está dividido en circunscripciones más o menos arbitrarias, y en cada una de ellas se elige a un único parlamentario. Como solo se elige a un diputado por cada una de las 151 circunscripciones, el ganador se queda con todo, y el resto de partidos se quedan sin representación. Las fronteras entre las circunscripciones se redibujan cada 7 años para rebalancearlas en función de los cambios de población, aunque obviamente resulta difícil que todas las circunscripciones sean homogéneas. Por ejemplo, hay circunscripciones de 70,000 electores y otras de 125,000 electores, y en ambos casos quedan representadas por exactamente un parlamentario.
El voto es obligatorio, bajo pena de multa para los que no ejerzan su derecho y deber de votar. Una de las ventajas de este sistema es que la participación es muy alta. Los candidatos no tienen que perder el tiempo llamando a la participación y se pueden concentrar en el mensaje. Tampoco se puede especular con la movilización (o falta de movilización) del electorado. Obviamente la elección de un único representante por circunscripción favorece a los partidos grandes, por lo que el sistema tiene un mecanismo para dar alguna oportunidad a los partidos minoritarios y evitar la concentración del "voto útil". En lugar de votar por un único candidato, los electores tienen que ordenar a todos los candidatos por orden de preferencia, sin dejarse ninguno. En otras palabras, todos los australianos tienen que valorar a todos los partidos, sin excepción. El recuento se hace por eliminación: primero se asignan los votos a la primera preferencia, se descarta la opción menos votada y sus papeletas se resignan según la siguiente preferencia, hasta que uno de los partidos tiene una amplia mayoría. Como resulta fácil imaginar, el recuento puede durar días.
Otra consecuencia del voto por preferencias es que los partidos llegan a alianzas pre-electorales para invitar a sus simpatizantes a intercambiar los primeros puestos de las preferencias ("vótame a mi primero, y a mis aliados como segundos"). También es una oportunidad para emitir votos de castigo a los partidos menos preferidos, lo que provoca que algunos queden retratados al señalar a sus antagonistas. Por ejemplo, los candidatos de varios partidos incluyendo los Laboristas pidieron a sus electores que pusieran a escandaloso partido xenófobo One Nation (similar a Vox) como última opción. Sin embargo, los Liberales fueron incapaces de hacer lo propio ya que sospechaban que podrían necesitar a los ultras para formar gobierno, y llegaron a sugerir que el partido ecologista de Los Verdes deberían ser la última opción. Claramente piensan que el ecologismo es el principal enemigo de Australia.
La elección de un único candidato por circunscripción también provoca que algunas campañas se hagan en negativo, para desbancar al titular del escaño. El caso más llamativo ha sido el de los pudientes barrios costeros del norte de Sydney. Durante los últimos 25 años, Tony Abbott había arrasado allí. No obstante, sus apoyos habían quedado erosionados tras su feroz venganza contra sus rivales dentro del partido Liberal tras su accidentada salida como Primer Ministro, que culminó con otro relevo en el gobierno. Además, su obcecada postura negando el cambio climático y a favor de la minería de carbón y producción de energías no renovables, junto con su oposición a la igualdad del matrimonio homosexual o la causa feminista, le habían dejado desfasado respecto a buena parte de los Australianos. Los ciudadanos de a pie se movilizaron, buscaron una candidata carismática (una abogada y ex-medallista olímpica), hicieron una gran campaña contra Abbott, y consiguieron lo que hasta el año pasado parecía imposible: que los barrios más ricos de Sydney eligiesen a una mujer, candidata independiente, en lugar de un hombre conservador.
Sin embargo, contra todas las encuestas, los barrios trabajadores se decantaron por los Liberales, que han obtenido una cómoda mayoría parlamentaria para gobernar en solitario. Si las anteriores elecciones habían estado centradas en la inmigración, estas elecciones estuvieron centradas en el cambio climático y la transición energética. Los Liberales prometieron abrir más minas y centrales térmicas y no poner impuestos a las empresas contaminantes. Repitieron que Australia va por buen camino para cumplir sus compromisos de reducción de emisiones (los datos lo desmienten). Extrañamente, en las últimas semanas de campaña, cuando creían que ya estaba todo perdido, también arremetieron contra los coches eléctricos, afirmando que tienen una autonomía mucho más limitada de la que realmente tienen, que no se pueden recargar en Australia, que los Laboristas iban a obligar a poner enchufes en todos los garajes privados, quitar las camionetas a los repartidores, y dejar a los australianos sin sus excursiones de fin de semana con sus coches. Resulta difícil entender en qué ayuda esta postura al país, pues Australia importa casi todo el petróleo que consume pero dispone de un inmenso potencial para producir electricidad.
El reelegido Primer Ministro Scott Morrison se hizo célebre hace un par de años cuando siendo todavía ministro de Economía trajo un trozo de carbón al parlamento australiano para dar teatralidad a su discurso. La imagen del ahora reforzado líder de Australia jaleado por su bancada y agarrado al carbón como Gollum a su anillo va camino de convertirse en el desgraciado símbolo de la miopía y codicia de la actual generación de políticos. (Foto: ABC News)
El sistema electoral federal en Australia es distinto al español. Aquí también hay dos cámaras, aunque el Senado se renueva solo parcialmente. El país está dividido en circunscripciones más o menos arbitrarias, y en cada una de ellas se elige a un único parlamentario. Como solo se elige a un diputado por cada una de las 151 circunscripciones, el ganador se queda con todo, y el resto de partidos se quedan sin representación. Las fronteras entre las circunscripciones se redibujan cada 7 años para rebalancearlas en función de los cambios de población, aunque obviamente resulta difícil que todas las circunscripciones sean homogéneas. Por ejemplo, hay circunscripciones de 70,000 electores y otras de 125,000 electores, y en ambos casos quedan representadas por exactamente un parlamentario.
El voto es obligatorio, bajo pena de multa para los que no ejerzan su derecho y deber de votar. Una de las ventajas de este sistema es que la participación es muy alta. Los candidatos no tienen que perder el tiempo llamando a la participación y se pueden concentrar en el mensaje. Tampoco se puede especular con la movilización (o falta de movilización) del electorado. Obviamente la elección de un único representante por circunscripción favorece a los partidos grandes, por lo que el sistema tiene un mecanismo para dar alguna oportunidad a los partidos minoritarios y evitar la concentración del "voto útil". En lugar de votar por un único candidato, los electores tienen que ordenar a todos los candidatos por orden de preferencia, sin dejarse ninguno. En otras palabras, todos los australianos tienen que valorar a todos los partidos, sin excepción. El recuento se hace por eliminación: primero se asignan los votos a la primera preferencia, se descarta la opción menos votada y sus papeletas se resignan según la siguiente preferencia, hasta que uno de los partidos tiene una amplia mayoría. Como resulta fácil imaginar, el recuento puede durar días.
Otra consecuencia del voto por preferencias es que los partidos llegan a alianzas pre-electorales para invitar a sus simpatizantes a intercambiar los primeros puestos de las preferencias ("vótame a mi primero, y a mis aliados como segundos"). También es una oportunidad para emitir votos de castigo a los partidos menos preferidos, lo que provoca que algunos queden retratados al señalar a sus antagonistas. Por ejemplo, los candidatos de varios partidos incluyendo los Laboristas pidieron a sus electores que pusieran a escandaloso partido xenófobo One Nation (similar a Vox) como última opción. Sin embargo, los Liberales fueron incapaces de hacer lo propio ya que sospechaban que podrían necesitar a los ultras para formar gobierno, y llegaron a sugerir que el partido ecologista de Los Verdes deberían ser la última opción. Claramente piensan que el ecologismo es el principal enemigo de Australia.
La elección de un único candidato por circunscripción también provoca que algunas campañas se hagan en negativo, para desbancar al titular del escaño. El caso más llamativo ha sido el de los pudientes barrios costeros del norte de Sydney. Durante los últimos 25 años, Tony Abbott había arrasado allí. No obstante, sus apoyos habían quedado erosionados tras su feroz venganza contra sus rivales dentro del partido Liberal tras su accidentada salida como Primer Ministro, que culminó con otro relevo en el gobierno. Además, su obcecada postura negando el cambio climático y a favor de la minería de carbón y producción de energías no renovables, junto con su oposición a la igualdad del matrimonio homosexual o la causa feminista, le habían dejado desfasado respecto a buena parte de los Australianos. Los ciudadanos de a pie se movilizaron, buscaron una candidata carismática (una abogada y ex-medallista olímpica), hicieron una gran campaña contra Abbott, y consiguieron lo que hasta el año pasado parecía imposible: que los barrios más ricos de Sydney eligiesen a una mujer, candidata independiente, en lugar de un hombre conservador.
Sin embargo, contra todas las encuestas, los barrios trabajadores se decantaron por los Liberales, que han obtenido una cómoda mayoría parlamentaria para gobernar en solitario. Si las anteriores elecciones habían estado centradas en la inmigración, estas elecciones estuvieron centradas en el cambio climático y la transición energética. Los Liberales prometieron abrir más minas y centrales térmicas y no poner impuestos a las empresas contaminantes. Repitieron que Australia va por buen camino para cumplir sus compromisos de reducción de emisiones (los datos lo desmienten). Extrañamente, en las últimas semanas de campaña, cuando creían que ya estaba todo perdido, también arremetieron contra los coches eléctricos, afirmando que tienen una autonomía mucho más limitada de la que realmente tienen, que no se pueden recargar en Australia, que los Laboristas iban a obligar a poner enchufes en todos los garajes privados, quitar las camionetas a los repartidores, y dejar a los australianos sin sus excursiones de fin de semana con sus coches. Resulta difícil entender en qué ayuda esta postura al país, pues Australia importa casi todo el petróleo que consume pero dispone de un inmenso potencial para producir electricidad.
El reelegido Primer Ministro Scott Morrison se hizo célebre hace un par de años cuando siendo todavía ministro de Economía trajo un trozo de carbón al parlamento australiano para dar teatralidad a su discurso. La imagen del ahora reforzado líder de Australia jaleado por su bancada y agarrado al carbón como Gollum a su anillo va camino de convertirse en el desgraciado símbolo de la miopía y codicia de la actual generación de políticos. (Foto: ABC News)
domingo, 12 de mayo de 2019
Caves Beach
Caves Beach es una localidad junto al lago Macquarie, entre Sydney y Newcastle. El topónimo es inequívoco: su principal atractivo son las cuevas en el acantilado junto a la playa. Durante la bajamar se puede recorrer la base del acantilado, donde hay una multitud de cuevas de varios tamaños, algunas de ellas interconectadas.
Además de pasear por la playa y las cuevas, hay una senda costera que recorre la parte superior de los acantilados. A apenas un kilómetro al Sur de la playa se encuentra otro lugar con un topónimo descriptivo: se llama Stinky Point, y allí se acumulan montones de algas en descomposición.
Además de pasear por la playa y las cuevas, hay una senda costera que recorre la parte superior de los acantilados. A apenas un kilómetro al Sur de la playa se encuentra otro lugar con un topónimo descriptivo: se llama Stinky Point, y allí se acumulan montones de algas en descomposición.
domingo, 5 de mayo de 2019
Leura - Wentworth Falls
Las localidades situadas a mayor altitud en las Blue Mountains ofrecen un hermoso espectáculo en Otoño. Los árboles de sus calles, al contrario que la mayor parte de la vegetación nativa, son caducifolios y en esta época adoptan los colores otoñales que nos son familiares en Europa. La previsión del tiempo era favorable en las montañas, así que aproveché para explorar una ruta entre Leura y Wentworth Falls.
La ruta comienza en la estación de Leura, y desciende por el Leura Mall, que es la calle principal del pueblo y donde se estaba celebrando un concurrido mercado. Tras un par de kilómetros en dirección Sur, llegamos al museo de los juguetes y los ferrocarriles de Leura, cuya visita tengo pendiente. Allí abandonamos el asfalto y conectamos con el Prince Henry Cliff Walk, que recorre la cresta de los acantilados, incluyendo un puente sobre un sorprendente cañón.
Uno de los objetivos de este paseo era visitar Pool of Siloam, aunque antes tomé un desvío para realizar un circuito y visitar Lyrebird Dell, una pequeña cascada. Descendiendo junto al arroyo, se alcanza Pool of Siloam, una cascada algo mayor situada en lo profundo del bosque.
Desde allí, una senda asciende otra vez hacia las calles del extremo Sur de Leura. Por estas calles se llega a Sublime Point, un saliente de roca con unas vistas de casi 360 grados sobre el valle de Jamison, incluyendo las famosas Three Sisters.
Desandando parte del camino se llega al club de golf de Leura, un gran complejo turístico. El camino lo rodea y desciende hacia Valley of the Waters y Empress Falls. En lugar de continuar por la espectacular cresta del acantilado, como he hecho casi siempre que he pasado por allí, esta vez decidí subir hasta el Conservation Hut y callejear por Wentworth Falls para disfrutar de los colores otoñales. En lugar de terminar la ruta en la estación, esta vez continué hacia el norte para explorar la ruta circular alrededor del Wentworth Falls Lake, un sencillo pero bonito paseo, y después regresar a la estación.
La ruta comienza en la estación de Leura, y desciende por el Leura Mall, que es la calle principal del pueblo y donde se estaba celebrando un concurrido mercado. Tras un par de kilómetros en dirección Sur, llegamos al museo de los juguetes y los ferrocarriles de Leura, cuya visita tengo pendiente. Allí abandonamos el asfalto y conectamos con el Prince Henry Cliff Walk, que recorre la cresta de los acantilados, incluyendo un puente sobre un sorprendente cañón.
Uno de los objetivos de este paseo era visitar Pool of Siloam, aunque antes tomé un desvío para realizar un circuito y visitar Lyrebird Dell, una pequeña cascada. Descendiendo junto al arroyo, se alcanza Pool of Siloam, una cascada algo mayor situada en lo profundo del bosque.
Desde allí, una senda asciende otra vez hacia las calles del extremo Sur de Leura. Por estas calles se llega a Sublime Point, un saliente de roca con unas vistas de casi 360 grados sobre el valle de Jamison, incluyendo las famosas Three Sisters.
Desandando parte del camino se llega al club de golf de Leura, un gran complejo turístico. El camino lo rodea y desciende hacia Valley of the Waters y Empress Falls. En lugar de continuar por la espectacular cresta del acantilado, como he hecho casi siempre que he pasado por allí, esta vez decidí subir hasta el Conservation Hut y callejear por Wentworth Falls para disfrutar de los colores otoñales. En lugar de terminar la ruta en la estación, esta vez continué hacia el norte para explorar la ruta circular alrededor del Wentworth Falls Lake, un sencillo pero bonito paseo, y después regresar a la estación.
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