Angus Taylor está esta semana en Madrid, asistiendo a COP25, la Conferencia sobre Cambio Climático. No creo que muchos españoles conozcan a este personaje. Es el titular del Ministerio de Energía y Reducción de Emisiones del Gobierno de Australia. Teniendo en cuenta que Australia es uno de los mayores exportadores de energía fósil del mundo, y que es responsable del 3.6% de las emisiones pese a representar solo el 0.33% de la población mundial, queda clara la enorme responsabilidad y oportunidad que tiene ante sí este Ministro. No obstante, eso es un tema para otro artículo en este blog.
En este artículo voy a hablar de la personalidad del Ministro y su complicada relación con la ley y la verdad.
Angus es, o por lo menos hasta ahora era, una de las figuras emergentes del partido Liberal. Relativamente joven, con buena presencia, un perfil de exitoso empresario y un currículum académico en las mejores instituciones incluyendo un máster en Oxford. Tras dar el salto de la empresa privada a la política, llegó al parlamento en 2013 siendo uno de los mayores donantes al partido, y desde entonces ha tenido una ascensión fulgurante. Ministro asistente en 2016, Ministro de una cartera menor en 2017, y finalmente, tras tener un papel relevante en el alzamiento contra el Primer Ministro Malcolm Turnbull, nombrado Ministro de Energía y Reducción de Emisiones en 2018, una cartera de enorme importancia en Australia. Su nombramiento causó revuelo, puesto que Angus había dejado clara en el pasado su oposición a la energía eólica y su entusiasmo por el gas natural.
En poco más de un año como Ministro, Angus acumula una serie de escándalos, varios de los cuales revelan interesantes aspectos de su personalidad.
En su primer discurso en el Parlamento, y a propósito de la corrección política, Angus puso com ejemplo que durante su estancia en Oxford en 1991 había sido vecino de la escritora americana Naomi Wolf, y que habían discutido sobre la conveniencia o no de poner un árbol de Navidad en el college. El problema es que Naomi se había marchado de Oxford años antes, y vivía en Nueva York en 1991. En lugar de rectificar su relato, Angus exigió una disculpa a Naomi por acusarle de antisemitismo.
En Julio de 2019, mientras estaba siendo cuestionado en el Parlamento por su participación en un presunto caso de tráfico de influencias un par de años atrás, Angus usó como coartada que el 21 de Febrero de 2017 había estado en Yass, una localidad rural a 300 kilómetros de Sydney, charlando con los granjeros. Las actas del Parlamento indican que ese día Angus no estaba en Yass, sino en Sydney participando en una mesa redonda.
En 2017, el gobierno pagó $80 millones a una empresa para recomprar unos derechos de agua, lo que supuso un beneficio de $52 millones para esa empresa. La compra se realizó sin concurso público, y el dinero fue transferido a una cuenta en las islas Caimán a nombre de un fondo de inversión en Hong Kong. Uno de los inversores en ese fondo era el compañero de remo de Angus Taylor, y el propio Angus había sido director del fondo hasta que entró en el parlamento.
En Mayo de 2019, durante la campaña electoral y ya siendo Ministro, Angus publicó en su cuenta oficial de Facebook un artículo en el que prometía construir un aparcamiento en su circunscripción electoral. A continuación, sin reparar en que seguía registrado en Facebook con la misma cuenta, añadió el siguiente comentario: "Fantastic. Great move. Well done Angus". Obviamente estaba muy satisfecho por su promesa y no podía esperar a que los ciudadanos reaccionasen con elogios. Cuando el bochornoso monólogo narcisista se convirtió en el hazmerreír en Australia y comenzó a generar preguntas sobre la autenticidad de otros comentarios similares, Angus tuvo un ataque de humildad y borró el comentario autoelogioso. Nunca ha dado una explicación de cómo ese comentario fue publicado.
Pero quizás el escándalo más ridículo (hasta ahora) ha sido el que le ha enfrentado a Clover Moore, la veterana alcaldesa de Sydney. Clover es una independiente con políticas socialmente progresistas y un claro liderazgo en la lucha contra el cambio climático. El ayuntamiento lleva siendo "carbon neutral" desde 2007, y el próximo año alcanzará el 100% en el uso de energías renovables. Ojalá otras administraciones pudieran decir lo mismo. En lugar de felicitar al Ayuntamiento de Sydney por sus logros y compromisos, el Ministro de Energía y Reducción de Emisiones envió una carta a Clover acusándola de hipócrita, puesto que el Ayuntamiento había gastado al año anterior $15.9 millones en viajes, incluyendo los denostados viajes altamente contaminantes en avión. Para que los ciudadanos se enterasen bien, el Ministro filtró la carta a un tabloide afín, el Daily Telegraph de Rupert Murdoch, que la publicó.
Clover desmintió la acusación y se puso en contacto con el Daily Telegraph para aclarar el origen de la información. El tabloide respondió con una copia del informe de cuentas del Ayuntamiento de Sydney que supuestamente contenía esa cifra. Clover también preguntó a los periodistas cuál era su fuente, a lo que estos respondieron cándidamente que habían obtenido el documento directamente de la oficina del Ministro. El problema es que ese documento no se correspondía con el que el Ayuntamiento tenía publicado en su propia página web. La diferencia era sustancial. Según el documento original, los gastos de viajes de los 10 concejales, incluyendo la alcaldesa, ascendían a un total de $6,000. Incluso incluyendo a todo el personal del Ayuntamiento (unos 2,000 funcionarios), los gastos solo llegaban a $200,000.
Angus tuvo que pasar a la defensiva. En lugar de negar que el documento de los $15.9 millones provenía de su oficina, su estrategia fue declarar que dicho documento había sido descargado de la web del Ayuntamiento, pero que el Ayuntamiento lo había modificado posteriormente, insinuando que había sido víctima de una maquiavélica conspiración para hacerle quedar mal. El problema es que los registros de auditoria del Ayuntamiento, además de varias fuentes independientes como el Internet Archive, indican que el documento presente en la web del Ayuntamiento nunca ha sido modificado desde su publicación. Además, el documento de los $15.9 millones contiene indicios de haber sido manipulado de forma bastante torpe usando Word y exportándolo a PDF, además de un error de bulto puesto que las cantidades están en dólares, no en millones de dólares. Un simple vistazo a los documentos levanta fuertes sospechas de una manipulación precipitada.
Acorralado por las pruebas, pero lejos de dar su brazo a torcer, Angus guardó silencio mientras el escándalo arreciaba. Al cabo de unos días se vio obligado a escribir una nueva carta a Clover Moore pidiendo disculpas por el error, pero sin aclarar la procedencia del documento falso. La alcaldesa decidió no hacer leña y ocuparse de otros asuntos más importantes, pero el partido Laborista olió sangre y decidió presentar una denuncia ante la policía por falsificación de documentos públicos. Unos días después, la policía anunciaba la apertura formal de una investigación.
La carrera de Angus parecía acabada. Un fallido ataque gratuito e injustificado usando pruebas manipuladas debería ser la tumba política de cualquier Ministro. Inmediatamente tras conocerse la apertura de la investigación policial, los Laboristas pidieron el cese del Ministro, de acuerdo con el código del Parlamento que especifica que si un Ministro resulta investigado, debe ser apartado de sus funciones. Pero el Primer Ministro Scott Morrison intervino en la tribuna de oradores del Parlamento para anunciar que tras conocer la noticia de la apertura de la investigación policial, había telefoneado al jefe de la Policía para preguntar sobre el caso, y que no veía ningún motivo para cesar a Angus...
¡Un momento! El Parlamento quedó estupefacto. El Primer Ministro acababa de declarar públicamente, con luz y taquígrafos, que había llamado al jefe de la Policía a propósito de una investigación abierta contra uno de sus ministros. A la torpeza de Angus se unía ahora la colosal torpeza del Primer Ministro. Inmediatamente le pidieron que aclarase los detalles de esa llamada y que publicase la transcripción. ¿Acaso había coaccionado a la Policía para obtener un trato de favor para Angus? Scott Morrison lo desmintió, pero si aportar más información. Los periodistas acudieron al jefe de la Policía, que declaró que el Primer Ministro no le había pedido nada inapropiado. También dijo que al principio no había contestado a la llamada porque provenía de un número desconocido, y que solo contestó debido a la insistencia. En otras palabras, el Primer Ministro había utilizado un teléfono 'no oficial' para hacer esta llamada sin que quedase registrada.
Mientras tanto, Angus sigue sin dar una explicación verosímil del origen del documento falsificado. En los últimos días se ha conocido que los servidores web del Ayuntamiento de Sydney mantienen un registro de acceso ("access log", para los informáticos) que podría revelar quién descargó el documento que fue posteriormente modificado. La policía se ha mostrado interesada en esta información, por lo que quizás pronto sepamos más.
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