Overland Track es la ruta de montaña más famosa de Australia, y hacía mucho tiempo que estaba en mi lista de aventuras pendientes. En los últimos 12 meses había reservado y posteriormente cancelado las reservas en dos ocasiones. A la tercera fue la vencida. Esta ruta, a menudo abreviada como OT, se encuentra en el interior de Tasmania, que es un estado insular que forma parte de Australia, situado justo al Sur del enorme país-continente. Aunque en muchos aspectos parece un pedazo de tierra desgajado del continente, tiene una personalidad propia, con un clima húmedo y frío (para los estándares australianos) y un relieve muy accidentado. Tasmania está poco poblada, con aproximadamente medio millón de habitantes en una extensión algo menor que Castilla y León.
Buena parte de la isla está formada por parques nacionales y otras zonas protegidas. De hecho, para recorrer OT hace falta conseguir un permiso. Actualmente solo se otorgan 24 plazas al día, y la lista de espera suele ser de meses o años, aunque yo no tuve que esperar tanto porque al ser un viajero solitario conseguí una plaza correspondiente a alguna cancelación.
La ruta "oficial" de OT consta de un mínimo de 65 kilómetros en dirección Norte-Sur, comenzando en Cradle Mountain y terminando en Lake St Clair. El recorrido más habitual consiste en 6 días (5 noches) de marcha, aunque yo planifiqué 7 días para poder hacer alguna de las muchas variantes. En total acabé recorriendo 80 kilómetros.
A lo largo de la ruta hay una serie de refugios y zonas designadas de acampada. Algunos refugios son más grandes, y otros son muy pequeños, para 10 personas, es decir, menos capacidad que el número de permisos que se otorgan para hacer la ruta. Por tanto, la tienda de campaña es esencial, y si hace buen tiempo, dormir en la tienda es más cómodo que dormir en el ruidoso refugio. También hay aseos de compost, y tanques de agua de lluvia. Todo lo demás, incluyendo toda la comida, debe incluirse en la mochila. Y por supuesto también hay que llevarse toda la basura.
Para llegar al inicio de la ruta, en un arroyo llamado Ronny Creek, hay que tomar un mini-bus desde Launceston, recorrer estrechas carreteras durante 3 horas hasta llegar al centro de visitantes. Allí, tras retirar las acreditaciones correspondientes, pasar un chequeo del equipamiento y una charla sobre seguridad, tomé un autobús del parque nacional para llegar hasta el punto de inicio.
El primer día no es el más largo, pero es el que tiene un mayor ascenso, y además la mochila va más cargada con provisiones. En mi caso tuve un día de lluvia, viento, niebla y un poco de nieve, que en esta región puede ocurrir en cualquier día del año. El camino asciende, en algunos casos de forma bastante vertical, entre preciosos lagos, hasta llegar a una meseta a más de 1200 metros de altitud. Aquí hay un minúsculo refugio y un desvío para ascender la icónica Cradle Mountain (1545 metros). Debido a las meteorología adversa decidí no tentar mi suerte y proseguí hacia el primer punto de acampada, el recién inaugurado Waterfall Hut. Fue la única noche que pernocté en el refugio. El resto de días preferí acampar fuera, aprovechando la mejoría del tiempo.
El segundo día es corto y fácil, y concluye en Windemere Hut. El tercer día es mucho más largo, atraviesa varios tipos de terreno incluyendo frondosos bosques, y termina en New Pelion Hut, posiblemente el más bonito de todos los refugios. Aquí permanecí dos noches para aprovechar la oportunidad de ascender el cercano Mount Oakleigh.
Al siguiente día se asciende Pelion Gap, desde donde tomé un desvío para coronar Mount Ossa, el pico más alto de Tasmania (1617 metros). Las vistas desde la cima son panorámicas, con montañas en el horizonte en todas direcciones, y ningún signo de presencia humana. La ascensión es bastante abrupta, con fuertes pendientes, pedreros con enormes bloques entre los que hay que saltar, y pequeñas trepadas. Ese día la caminata concluye en Kia Ora.
El penúltimo día atraviesa un espectacular bosque, sobrepasa la collada de Du Cane y termina en el moderno pero desangelado refugio de Bert Nichols, con vistas a una imponente sierra al otro lado del valle, por cierto, llena de picos con topónimos de inspiración clásica: Acropolis, Parthenon, Geryon, Eros, Hyperion, Labyrinth, Minotaur, Thetis, Achilles... Y ya que hablamos de topónimos en esta región, hay otros que también resultan curiosos, como Walls of Jerusalem (donde también podemos encontrar King David, Zion, Solomons Throne, The Temple, Damascus, Herods Gate, Ephraim, Salome...), Falling Mountain, y una senda cuyos exploradores posiblemente no pensaban volver a caminar: Never Never.
Finalmente, el último día es un sencillo descenso hacia Narcissus Hut, en la orilla norte del lago St Clair. Aquí hay dos opciones. Una consiste en rodear el lago, lo que añade otro día al viaje. La alternativa rápida, aunque requiere una buena planificación, consiste en subirse a un pequeño ferry que transporta a los cansados caminantes hasta la orilla sur, donde nos reencontramos con la civilización. Todavía quedan 3 horas en autobús hasta regresar a Launceston.
Esta es una hermosa parte del mundo, y aún me quedé con ganas de explorar algunos lugares por los que tuve que pasar de largo, como la ya mencionada Cradle Mountain, o el misterioso Pine Valley, cuya visita tenía planificada pero tuve que cancelar porque recientemente han impuesto un límite muy estricto al número de visitantes. Aunque pude disfrutar de parte de la fauna salvaje, como los wombats, no tuve la suerte de ver al esquivo e inclasificable platypus (ornitorrinco).
La senda está bien señalizada, y casi la mitad del recorrido transcurre por plataformas de madera que tienen varios propósitos, incluyendo la protección del hábitat. La otra mitad incluye rocas, charcos, enormes barrizales y zonas llenas de grandes raíces. En conjunto es una aventura que requiere un cierto nivel de preparación física y mental, equipamiento de buena calidad, y una cuidadosa planificación para ser autosuficiente durante una semana.