El paseo me permitió cruzar a pie y fotografiar el puente de Anzac, del que hablé el otro día.
También pude comprobar que los vecinos de Rozelle tienen buenos deseos, pocos medios y una ortografía mejorable:
La última parte del recorrido me llevó a través del Fish Market, a cuyas puertas encontré unos pelícanos esperando a ver si pillaban algo:
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