Recientemente hice un viaje por el interior de New South Wales, durante el que me detuve unos días para explorar el parque nacional de Warrumbungle. Se trata de una zona con una geología única en Australia. Hace 15 millones de años, cuando el continente se encontraba más a Sur, en este lugar había un gran volcán de 40 kilómetros de diámetro y 3 kilómetros de altura. Desde entonces Australia ha continuado su deriva hacia el ecuador. La fisura que dio origen al volcán se encuentra ahora a miles de kilómetros al Sur. Del extinto volcán, erosionado durante millones de años, quedan unas espectaculares montañas con una altura máxima de 1200 metros, rodeadas de vastas llanuras. Las oscuras y compactas rocas magmáticas contrastan con las mucho más habituales rocas areniscas que forman Australia.
Los valles y laderas están cubiertos por bosques. En 2013 un gran incendio forestal devastó completamente el parque. Siete años después, la naturaleza está recuperándose pero las cicatrices del fuego son visibles por todas partes. Durante mi visita pude ver innumerables canguros, y también goannas y una variedad de aves. Al parecer hay algunas colonias de koalas (desgraciadamente camino de la extinción en New South Wales), pero yo no conseguí ver ninguno.
Uno de los atractivos de este parque es el cielo nocturno. Hace unos años esta zona fue declarada como el primer parque "Dark Skies" de Australia. Su localización remota, muy alejada de cualquier ciudad, su clima habitualmente despejado, y su elevación hacen de este lugar un sitio perfecto para contemplar el firmamento. En una de sus cumbres se encuentra el observatorio de Siding Spring, el mayor de Australia. Curiosamente algunos moteles de la zona disponen de pequeños observatorios privados para los huéspedes. También me llamó la atención un enorme modelo (el mayor del mundo, según los carteles) del sistema solar. La cúpula de 37 metros del observatorio representa el Sol, y los planetas están distribuidos a lo largo de la carretera de acceso. La escala es 1:38 millones, así que en mi aproximación me encontré Plutón unos 200 kilómetros antes de llegar al parque!
El principal camping del parque se llama Blackman, y se encuentra en una gran llanura rodeada de montañas. Como el resto del parque, quedó destruido en el incendio de 2013, pero ha sido reconstruido con modernas instalaciones, incluyendo un centro de visitantes, duchas de agua caliente, y hasta un pequeño cine a cielo abierto.
Desde este lugar de acampada se puede acceder a una multitud de rutas bien señalizadas y en general muy bien mantenidas.
Una de las rutas imprescindibles es la que lleva a visitar el Breadknife, una inverosímil roca afilada y alargada, de hasta 90 metros de altura pero solo 4 de anchura. Formada por el magma en el interior de una grieta, su peculiar forma la convierte en el icono del parque, pese a no ser una de las cimas más altas. Para llegar hasta allí, la senda comienza en Camp Pincham y remonta el arroyo Spirey transitando cómodamente por el bosque. Al cabo de unos kilómetros, el camino comienza a ascender en moderada pendiente por la ladera. Pero enseguida llega a la base de las rocas, y el camino se convierte en una larga sucesión de escaleras, y luego por una empinada senda justo por el lado Este del Breadknife. Desde aquí hay unas vistas cercanas de imponente Belougery Spire, un enorme bloque de roca volcánica. El ascenso continua un poco más hasta llegar a Grand High Tops y Lugh's Throne, rozando los 1000 metros de altura. Desde este lugar se contemplan vistas panorámicas del parque, incluyendo la cara "fácil" de Bluff Mountain y la cercana muralla de Crater Bluff. El paisaje es inconfundiblemente volcánico, pese a la cobertura vegetal. Desde allí mi intención era continuar hacia el Oeste, hacia Ogma Camp, para completar un amplio circuito. Sin embargo, la previsión del tiempo era inquietante y el cielo se estaba cubriendo de nubes amenazantes, por lo que decidí hacer un circuito mucho más corto, descendiendo de Lugh's Throne para rodear Breadknife por su cara Oeste y reconectar con el camino que había usado para llegar. Me queda pendiente para otra ocasión terminar el circuito completo, y quizás intentar el asalto a Bluff Mountain.
Otra ruta que aparece en todas las guías es el ascenso a Mount Exmouth, la cima más alta del parque (1206 metros). Comenzando desde la carretera, el primer kilómetro atraviesa el Burbie Canyon, que pese a estar muy recomendado resultó ser bastante normal (quizás en otra estación del año luzca más). Los siguientes cinco kilómetros consisten en una ancha pista forestal que asciende por la falda de la montaña desde la cota 450 metros hasta la cota 850. Finalmente se alcanza una collada con vistas al Sur, justo entre las cimas de Exmouth (al Oeste) y Cathedral (al Este). Aquí hay que abandonar la pista para realizar el asalto final. Aquel día no me encontraba con fuerzas para rematar la ascensión, así que decidí conformarme con Cathedral, una cumbre más cercana. La senda atraviesa un pedrero y rápidamente conduce hacia la cima. Pese a que las vistas hacia el Oeste están bloqueadas por la mole de Exmouth, el panorama desde Cathedral es fantástico. Hacia el Suroeste se dominan las lejanas llanuras, hacia el Noreste se contempla el tortuoso relieve del parque nacional, aunque la vistas más espectaculares son hacia el Sureste, donde la gran pared vertical de Bluff Mountain invita a pensar que su ascenso es imposible. El regreso se realiza por el mismo camino.
Mi favorita de entre todas las rutas que exploré en este parque es el ascenso a Belougery Split Rock, una elevación modesta (770 metros) y cercana a la carretera, pero que en mi opinión es el ascenso más divertido y con las vistas más bonitas. El topónimo hace referencia a las dos cimas que parece tener la montaña cuando se observa desde el Camp Blackman. Las guías recomiendan hacer un circuito antihorario de apenas 4 kilómetros con inicio y final en el aparcamiento de Split Rock (440 metros). Un camino en buenas condiciones ascendente rápidamente hacia el hombro Sur de la montaña. A unos 100 metros por debajo de la cima, un desvío conduce al asalto final. Este desvío está protegido por vallas y carteles que anuncian su dificultad. La ruta se vuelve mucho más técnica y requiere algunas pequeñas trepadas. En algunos lugares la roca es una superficie pulida, así que no es recomendable intentar esta ascensión con tiempo húmedo. El esfuerzo merece la pena, pues las vistas desde la cima son fenomenales, con montañas en todas direcciones y un espectacular balcón sobre el valle donde se encuentra Camp Blackman. Durante mi visita a principios de primavera, las grandes praderas del valle estaban tapizadas por flores de intenso color violeta. Tras descender y volver a la senda principal, la ruta completa un circuito alrededor de la montaña.